domingo, 31 de julio de 2016

CURSO DE ORATORIA




INTRODUCCIÓN:
La palabra es la manifestación más elevada de la naturaleza humana. Ella expresa una idea, que puede generar otras ideas. En este sentido, la conversación es un juego que consiste en lanzar ideas.
El arte de hablar y escribir correctamente ha sido definido como Gramática. Sin embargo, muchas personas que conocen sus reglas exactamente, no poseen facilidad de expresión.
Por eso es que, desde hace algunos años, surgió la conciencia de una ORATORIA PRÁCTICA, que conservando los elementos de la Retórica (arte del buen decir), se introdujo en las variables más importantes de la conducta humana.
La Psicología, la Sociología, la Filosofía, las Ciencias de la Educación y otras disciplinas humanísticas importantes, aportaron elementos que permitieron el avance. Hoy la Oratoria (ya como disciplina independiente), se encuentra en condiciones de afirmar que LA CAPACIDAD DE EXPRESIÓN PUEDE MEJORARSE MEDIANTE PRINCIPIOS.

PRINCIPIOS

1. NO ABANDONAR EL TEMA: La disertación debe tener un objetivo y hay que avanzar hacia él en forma progresiva. Sin embargo, existe el peligro de que al enriquecer la charla con ejemplos y referencias, el disertante se aparte del tema central. Es necesario que el orador persista en su tema; evitando al mismo tiempo interrupciones, cuando éstas deriven la cuestión hacia temas tangenciales.

2. ORIENTACIÓN: Los aportes de los oyentes resultan muchas veces positivos y ayudan al orador. Pero, en ciertas ocasiones, hacen que el discurso entre en un cauce trivial, o se aparte del primitivamente propuesto. Existen procedimientos para encauzar la conversación que puede utilizar el orador, por ejemplo decir “...sus palabras me traen a colación...”, o ”...eso me recuerda...”. Cualquier procedimiento empleado debe ser cuidadosamente escogido a efectos de no ofender al oyente.

3. IDEAS Y TEMAS: Las primeras surgen en función de la experiencia y de la habilidad para manejarla. La persona que tiene ideas puede apelar a ellas en cualquier momento. No se puede sostener una conversación si no se tiene algo que decir; todos tienen una interesante gama de conocimientos, pero generalmente permanecen latentes y sin utilización.
En cuanto al tema, debe ser uno sobre el que el orador tenga una posición formada, que pueda hablar con autoridad y al mismo tiempo le apasione. De todo se puede hablar, pero los temas debe buscarlos el orador dentro de sí mismo, más concretamente debe recurrir a:

a) Sus experiencias
b) Sus creencias
c) Sus estudios
d) Sus proyectos
e) Sus emociones
f) Sus sentimientos
g) La experiencia ajena

4. EJEMPLOS: Generalmente el orador trata que su discurso “penetre” fácilmente en el auditorio, y choca con el inconveniente de la abstracción de sus ideas. La correcta ejemplificación, con relatos y objetos concretos, soluciona el inconveniente y clarifica la exposición.
Un orador puede decir “Los escritores argentinos son muy inteligentes”. Podría suceder que algún oyente conozca algunos escritores que no participen de esa cualidad y no creyera en el juicio del orador. Entonces, sería más correcto decir: “Los escritores argentinos, como por ejemplo NN, XX, etc., son muy inteligentes”. Además podría aportar algunos datos sobre la personalidad de esas figuras que refuercen su concepto sobre ellos.

5. COMPARACIONES: Este principio consiste en buscar elementos conocidos por el auditorio, que tengan analogía con el tema del orador. La comparación puede ser, por ejemplo, entre el funcionamiento de un radar y el rebote de una pelota o “es tan inquisitivo como un rayo X”, o “es tan alto como un obelisco”, etc.

6. CONTRASTES: Su uso tiene los mismos efectos que el principio anterior, pero se basa en el caso inverso. Es decir, debe buscarse alguna relación llamativa entre dos elementos para captar la atención del auditorio. Por ejemplo el siguiente relato: “hace 70 años se encontró en un lago de la India un terrible monstruo que medía 120 metros de largo, 15 de ancho y 22 de altura, siendo su peso aproximado de 100 toneladas, pero su cerebro apenas tenía el tamaño de una bola de billar”.

7. ESTADÍSTICAS: Su perfecta utilización constituye una valiosa ayuda para el orador. Sin embargo, una gran cantidad de datos estadísticos intercalados en la exposición puede llegar a aburrir al auditorio, por lo cual éstos deben ser utilizados con un criterio adecuado.

8. DETALLES: Su eficiente uso da brillo a la exposición, pues presenta un paisaje muy difícil de olvidar. Una misma disertación puede ser enfocada como un relato objetivo de los hechos, o matizada con una serie de detalles que amplíen o mejoren la exposición.
Sin embargo, la experiencia ha demostrado que el uso incontrolado de los detalles produce aburrimiento y alejamiento de la idea central.
Veremos dos maneras de decir lo mismo, con la diferencia del uso de detalles.

a) “Recién cuando el vecino me avisó, me di cuenta del incendio en la casa contigua a la mía. Fue un gran desastre, especialmente por las pérdidas materiales. Por poco no hubo víctimas”.
b) (con detalles) “Dormía plácidamente en mi habitación cuando golpearon desesperadamente a mi puerta. Con no poca dificultad y rabia me levanté de la cama y llegué hasta la puerta. Al abrirla, vi a mi vecino haciendo gestos que no comprendía. Luego de un instante, se tranquilizó y me avisó que se incendiaba la casa de pensión contigua a nuestro edificio. Recién al mediodía los bomberos lograron controlar el fuego; el cuadro era tremendo. El efecto del fuego y del agua, había destrozado y arruinado todo el mobiliario de la casa; nada quedó en pie. Pero afortunadamente, al iniciarse las primeras llamas, los inquilinos de la pensión alcanzaron a huir, salvando así, milagrosamente, sus vidas”.

Como se puede apreciar, existe una gran diferencia entre estos dos discursos.
Pero también en este párrafo se aprecia que el uso incontrolado de detalles podría resultar negativo.

9. TESTIMONIOS: En los discursos basados en relatos e informaciones, es necesario valerse de testimonios que aseveren la veracidad de lo expuesto. Estas pruebas deben ser, por supuesto, conocidas por el auditorio. Otra forma de utilizar testimonios es la referencia a opiniones de personas importantes o muy conocidas, lo cual produce un respeto por la información transmitida.

10. CRECIMIENTO DE LA IDEA: El orador debe pensar continuamente en las posibles mejoras y ampliaciones que pueden tener sus ideas. Ya se encuentre en su trabajo, en su hogar, o en cualquier instante, pueden acudir a su mente pensamientos que enriquezcan sus ideas. De esta manera las charlas adquieren un tinte auténticamente personal, al darle al inconsciente la posibilidad de hacer conexiones ingeniosas. Todo nuevo aporte a nuestra idea, debe ser anotado esquemáticamente a efectos de recordarla posteriormente.

11. INDIVIDUALIDAD: El principio anterior estaba dirigido a la individualidad del discurso, que significa no copiar pensamientos ajenos sino hacer crecer las propias ideas hasta transformarlas en creación individual. En primer lugar las ideas deben buscarse dentro de uno mismo, tal como vimos en el principio correspondiente. Pero también se puede motivar el crecimiento de la idea, organizando debates y discusiones con amigos, y rescatando lo positivo de los pensamientos de otras personas.

12. ORGANIZACIÓN DEL MATERIAL: Dada la importancia fundamental que reviste este principio, en este material hemos dedicado una clase especial a su estudio, y a ella nos remitimos.

13. AUDITORIO: El conocimiento de las características del grupo ante el cual el orador debe exponer es tan importante que llega a decidir la forma y el fondo de los discursos. Los datos que interesan del auditorio son, entre otros, su interés por el tema (el porqué), su nivel social, económico, educacional, intelectual, etc. De todos estos elementos el orador debe inferir cuál será la probable reacción del grupo ante él (hostil, neutro o amistoso).
“La capacidad del auditorio define la profundidad con que se exponen los temas”.

14. LENGUAJE UTILIZADO: Relacionado con el principio anterior, consiste en las características del léxico a utilizar. Este puede ser técnico, científico, simple, etc. La elección está determinada por el tipo de auditorio.
Una conferencia sobre anatomía será expuesta con diferente lenguaje según el auditorio sea de profesionales médicos o de estudiantes secundarios.
A continuación expresaremos un concepto económico con palabras técnicas y luego con léxico común a fin de verificar las diferencias entre ambos.

a) “En competencia perfecta, el precio está dado por la intersección de las curvas de la Oferta y la Demanda, proyectadas sobre un eje de coordenadas cartesianas”
b) “Cuando se conocen todos los compradores y vendedores, y ninguno de ellos puede fijar el precio por su cuenta, (competencia perfecta), dicho precio es establecido como si hubiera un acuerdo tácito entre las dos partes, y ninguno lo modifica”.

15. ADAPTABILIDAD: Una vez que el orador conoce perfectamente el tipo de auditorio que le ha tocado, debe estar facultado intelectualmente para adaptarse al mismo. Los oradores experimentados tienen un sentido especial para adaptarse a los cambios anímicos del auditorio durante el discurso. Un aspecto muy relacionado con la capacidad de adaptarse a nuevas circunstancias en el discurso es el dominio de un principio muy importante:

16. IMPROVISACIÓN: Siempre está la posibilidad de que en algún momento, cualquiera deba hablar sobre un tema que previamente no conocía. En estos casos debe improvisarse. Sin embargo, la improvisación nunca es total, siempre se acude a algún elemento adquirido con anterioridad. Pero esta experiencia hay que saber utilizarla, y un método sencillo y práctico es:

a) Estar mentalmente preparado para improvisar en cualquier reunión
b) Relacionar rápidamente el tema con alguna experiencia personal
c) Relatar la experiencia y luego continuar con el desarrollo del discurso.

Supongamos que a un orador le piden que hable sobre los “Ruidos molestos” en una reunión a la que concurrió sin saber que debería exponer ese tema. Siguiendo las técnicas descriptas, debe empezar: “Hace unos quince días, me encontraba en la casa de un amigo; un departamento sobre la calle Viamonte en un primer piso. La cercanía a varias oficinas públicas, especialmente los Tribunales, y la hora de gran movimiento de vehículos, hacían de esa visita algo insoportable...“ Luego le resultaría muy sencillo esbozar una crítica a los ruidos molestos y sintetizar los conceptos fundamentales sobre el tema.
Un orador que cultive el arte de la improvisación habrá desterrado la rigidez e inflexibilidad en sus exposiciones.
Existen algunos ejercicios que ayudan a mejorar la capacidad de improvisar.

a) Desarrollar diariamente cinco temas distintos durante un minuto cada uno, sin preparación anterior.
b) Reunirse con un grupo de amigos y practicar el cuento encadenado, que consiste en un relato comenzando por alguno de los presentes y continuando sucesivamente, sin pausas, por los demás uno a uno.
c) Otro ejercicio, en grupo, consiste en agregar ideas a un concepto central. Por ejemplo, que cada uno diga un pensamiento distinto al de los demás, referido a un objeto o situación.

17. OCASIÓN: Es un principio de la oratoria conocer la ocasión y circunstancias en que se desarrollará el discurso. Son puntos importantes a tener en cuenta por el orador los siguientes:

a) Naturaleza de la ocasión
b) Tiempo acordado para exponer
c) Tamaño, acústica y ayudas visuales en la sala
d) Cantidad de oyentes
e) Si es el único orador o, de lo contrario, en qué orden hablará
f) Temas que tocarán los demás oradores, si los hay

18. SINCERIDAD: Todos los conceptos que vierta el orador, deben ser fiel reflejo de su forma de pensar. Para ello, juega un papel fundamental la elección del tema, pues debe ser uno realmente sentido por el orador. Esto da una dosis afectiva al discurso que despierta un interés en los oyentes muy superior al del mero conocimiento intelectual del tema por el expositor.

19. CONFIANZA: Es condición necesaria para no fracasar como orador. La forma de lograrla está desarrollada en una clase especial de este tomo, a la cual nos remitimos (El Miedo Oratorio, como enfrentarlo).

20. IMAGINACIÓN: El buen orador debe tener una buena dosis de imaginación. Es una facultad que permite poner nuevos matices a nuestras ideas.

21. SENTIDO DEL HUMOR: Es un arma que, sabiéndola utilizar, se convierte en un gran aliado del orador, al despertar y mantener la atención de los oyentes. En un capítulo de este tomo el lector encontrará mayores explicaciones sobre el discurso humorístico.

22. SENSIBILIDAD: Constituye la posibilidad de emocionarse durante la disertación; no debe confundirse con sensiblería. No debe abusarse de este elemento, sino utilizarse como un toque oportuno, sincero, justo y certero. Es necesario elegir el momento adecuado para la pincelada emotiva.
El buen orador debe realzar sus sentimientos; para lograrlo debe relatar alguna experiencia en primera persona pues el auditorio siempre quiere saber qué siente el orador. No finja sentimientos; pero tampoco los reprima si son auténticos.
“El puente se establece más de corazón a corazón que de cerebro a cerebro”.

23. SENTIDO COMÚN: Es un elemento indispensable para no caer en el ridículo o en las excentricidades. No sólo debe darse a nivel de las ideas, sino también en la presencia física (vestimenta, poses, movimientos, etc.).
Oradores con gran material teórico y buenas técnicas fracasan por la falta de criterio y sentido común.
24. MEMORIA: Sin ella jamás se llega a ser un buen orador. Dada la importancia de este tema, lo trataremos en este mismo ejemplar en la parte correspondiente a Organización del discurso.

25. HONESTIDAD: Es un aspecto que a pesar de su gran importancia no requiere mayores comentarios. Sólo cabe destacar que el orador debe siempre actuar con la verdad, sin ocultamientos ni falsedades.

26. MODESTIA: Si bien el orador debe dar una imagen excelente de su figura, nunca debe abusar de la ignorancia del auditorio, ni subestimarlo jamás.

27. ENTUSIASMO: La mayoría de los éxitos se deben más al entusiasmo que a la capacidad. Muchas veces puede compensarse un bajo conocimiento del tema con una amplia dosis de entusiasmo. Por el contrario, oradores sin ese poder, fracasan a pesar de su gran capacidad.

28. POSICIÓN: Es un principio muy vinculado a los restantes y condiciona el éxito de la exposición. Es aconsejable eliminar la rigidez física durante la disertación, mediante una correcta movilización y utilización de manos, ojos y rostro.
Los gestos espontáneos permiten lograr soltura mental y emocional, factor importante de desinhibición, al mismo tiempo que mantienen al auditorio interesado. Muchos errores en la posición pueden descubrirse practicando frente a un espejo.
Las manos caídas a los costados, la mirada floja y la distensión son los puntos fundamentales a tener en cuenta. Debe siempre evitarse tener en las manos objetos que puedan desviar la atención de los oyentes. Pero en aquellas circunstancias en que es necesario valerse de ayudas visuales u otros elementos, hay que darles un tratamiento especial: no mostrarlos hasta que estemos dispuestos a usarlos; en ese momento, todos deben verlos y la disertación debe dirigirse al auditorio y no a esos objetos. Cuando termine la necesidad de utilizarlos, deben ser guardados de modo tal que nadie los vea (evitando distraer la atención de los oyentes).
El orador debe programar exactamente el uso de pizarrones, cartulinas, diapositivas, etc. definiendo cuándo se utilizarán.
Un aspecto importante para maestros y profesores es borrar del pizarrón anotaciones efectuadas previamente y sacar carteles y otros elementos que no tengan relación con su exposición, porque son motivo de distracción para el auditorio.
Con respecto a los ojos. El orador debe repartir la mirada en todos los oyentes sin que se pose demasiado en alguno de ellos en particular. Provoca gran malestar en el oyente sentirse mirado por el orador.
Un defecto de muchos oradores consiste en los tic nerviosos. Pueden eliminarse con un tratamiento psicológico adecuado y un severo control físico. Otros expositores fuman durante su discurso, lo cual provoca pérdida de atención por parte de los oyentes.
La posición más adecuada para hablar en público es de pie; sin embargo es conveniente sentarse por breves momentos, a efectos de descansar, tanto el orador como el auditorio.

29. INFORMACIÓN: Un buen orador debe mantenerse actualizado. Para ello es conveniente la confección de carpetas por temas, con varias ideas, que se van desarrollando y ampliando a través del tiempo.

30. PRÁCTICA DE LA EXPOSICIÓN: Este principio se aplica a modo de ensayo, a efectos de corregir posibles errores. Una forma es ante el espejo, tratando de corregir defectos posicionales. También es conveniente practicar ante algunas personas que se encargarán de criticar errores en la exposición.
Una gran ventaja de la práctica es que sirve para desarrollar el diagrama memorizado. El discurso no conviene exponerlo en forma leída ni totalmente memorizado. La práctica debe ser de desarrollo de ideas y no de repetición de palabras.

31. BASTONCILLOS: Son aquellas palabras que utilizan por lo general los oradores para apoyarse en la exposición. Son, por ejemplo los vocablos “bueno”, “este” etc. Otro bastoncillo muy frecuente es toser en las pausas.

32. ACTUACIÓN: Solamente mediante la práctica, es decir la vivencia de experiencias positivas, puede ponerse en marcha todo el engranaje teórico de la oratoria. Es por esto que constantemente aconsejamos a nuestros alumnos la práctica en la expresión oral.

33. REPETICIÓN: Este principio de la oratoria consiste en la técnica de volver sobre las ideas principales. Se trata de repetir varias veces en la exposición las ideas fundamentales, siempre con palabras distintas, a efectos de no cansar a los oyentes.

34. ACUMULACIÓN: Cada idea principal, debe ser explicada con complementos y detalles que la refuercen, desarrollen y aclaren.

35. LIMITACIÓN: Es un principio que está en conflicto con los dos anteriores. El buen orador sabe cómo pesar la importancia de las cuestiones que trata. Consiste el principio de la limitación en la brevedad del discurso. Se estima en 20 minutos el tiempo máximo de un buen discurso y, por lo tanto, es imposible exponer más de tres ideas principales. Además, deben programarse los complementos y detalles, a efectos de no cargar demasiado la explicación de alguna idea principal a costa de otras.

36. PODER DE RESERVA: Generalmente el auditorio formula preguntas sobre los temas tratados en la exposición, el orador debe fomentar esta costumbre. Pero también el disertante puede dirigir el sentido de las preguntas hacia los puntos que él conoce. Para ello es preciso reservar una cantidad de conocimientos para ser utilizados en la respuesta de las preguntas o para ampliar el tema.

37. NO POLEMIZAR: No siempre las preguntas de los oyentes son bien intencionadas. Pudiera darse el caso de alguien que desee molestar o desacreditar al orador con preguntas capciosas o incómodas. Pero la actitud del orador debe ser siempre como si la pregunta fuera correcta. Nunca debe entablarse una polémica entre orador - auditorio. Nada se gana con una discusión; por el contrario, la mejor manera de ganar una polémica es evitarla. En caso de ser necesario llamar la atención de algún oyente, debe hacerse en forma indirecta, sin personalizar.
Si se tratara de alguna pregunta molesta debe actuarse de acuerdo a las siguientes técnicas:

1. Examinar la pregunta en busca de ambigüedades
2. Obligar al inquisidor a definirse
3. Mantenerse siempre a la ofensiva, no permitiendo que el inquisidor, o todo el auditorio, tomen las riendas de la exposición.
4. Poner al inquisidor en su lugar con una contra - pregunta que lo silencie.
5. Luego de terminar con el inquisidor agresivo. No prestarle la más mínima atención.
6. Usar un recurso humorístico, pero nunca a costa del inquisidor.
7. Nunca contestar una pregunta con deshonestidad. Si no se sabe la respuesta, expresarlo.

¡EL ORADOR NUNCA DEBE ENOJARSE!

38. HABLAR EN PRIMERA PERSONA: El orador nunca debe decir “usted”, sino “nosotros”. Al usar expresiones en tercera persona, se da una impresión de superioridad muy molesta, que debe evitarse.

39. CULTIVAR LAS PAUSAS: Es una buena medida para dar un descanso al auditorio y a uno mismo. Además, tienen el efecto de ponerse a tono con los pensamientos del auditorio. Las pausas no deben ser mayores de 2 segundos.

40. GRAMÁTICA: Es imprescindible que el orador respete las reglas gramaticales.

41. VOCABULARIO: A continuación daremos algunos ejercicios tendientes a mejorar y ampliar el vocabulario o léxico.

a) Evitar vulgarismos: Anotar las palabras que más usamos en nuestro vocabulario y luego buscar sinónimos que las sustituyan. Por ejemplo, la palabra “bueno” es utilizada como único adjetivo descriptivo y calificativo, cuando en realidad podríamos valernos de muchos otros.
Además de estas palabras, deben también evitarse las frases muy trilladas tratando de utilizar oraciones propias que caractericen una expresión personal.
Por supuesto que palabras y frases no autorizadas por el buen decir deben eliminarse por completo.
b) Ampliar el vocabulario: Anotar un mínimo de 5 palabras nuevas por día con su significado. Luego utilizarlas ese día en la conversación normal por lo menos 5 veces cada palabra. Esto produce un rápido enriquecimiento del léxico.
c) Romper la monotonía: Generalmente usamos uno o dos sustantivos y adjetivos en nuestra conversación. Debemos buscar varios sinónimos de adjetivos que describan un objeto. Como práctica, dar doce características distintas (adjetivos) de un objeto, por ejemplo la montaña, el mar, el cielo, etc.
d) Buscar sinónimos: Tomar un texto cualquiera de pocas páginas y cambiar los sustantivos y adjetivos. Para cada palabra habrá varios sinónimos, pero sólo uno será el correcto, el que no altere el sentido del texto. Esta ejercitación, si se hace con perseverancia, brinda excelentes resultados de enriquecimiento del vocabulario.
La ampliación del léxico debe ser una motivación constante del orador. Basta con algunos minutos diarios de práctica todos los días. En la lectura y la audiencia deben encontrarse frases y expresiones originales que de inmediato pueden incorporarse al vocabulario.

42. LANZAMIENTO DE LA VOZ: El orador debe llegar con su voz a todo el auditorio. Para ello es preciso que siga algunas técnicas adecuadas.
a) Tórax erguido: ya sea de pie o sentado, el tórax debe mantenerse en forma recta, sin curvaturas. Esto amplía la capacidad torácica permitiendo una mayor tonalidad vocal.
b) Respiración adecuada: La inhalación debe efectuarse por las vías nasales y la exhalación por la bucal. Esto evita el resecamiento de las cuerdas vocales puesto que las fosas nasales tienen la propiedad de humedecer el aire.
El ritmo respiratorio debe ser mantenido constantemente y adecuar las oraciones a ese ritmo, esto, evita los molestos cortes “para respirar” mientras se pronuncia una frase.
Por último, la respiración debe ser diafragmática. Esto significa inhalación profunda con dilatación del diafragma; exhalación lenta acompañada de contracción del diafragma. Este músculo abdominal debe actuar como fuelle que aspira y empuja el aire.
c) Relajación muscular: Los únicos músculos que deben estar tensos, son los que permiten mantener la posición del orador. El resto debe estar en posición de relax, lo cual facilita una respiración rítmica y tranquila.
d) Alcance de voz: Para llegar hasta el último oyente de la sala, debe pensarse que el discurso va dirigido a él. De esta manera se da a la voz la fuerza suficiente para cubrir todo el auditorio.
e) Ejercicios de educación vocal:

i. Sentarse en el piso con el tórax erguido y pernas cruzadas con las manos sobre las rodillas (Posición “Buda”). Aspirar profundamente dilatando el diafragma. Mantener unos segundos el aire y luego exhalarlo contrayendo el diafragma. Repetir rítmicamente durante 15 minutos diarios.
ii. En la misma posición anterior, durante la exhalación contar en voz alta números en escala ascendente. tratar de llegar cada vez más adelante en cada exhalación. Duración: 5 minutos diarios.
iii. Igual que el anterior pero recitando una poesía en lugar de contar. Luego leyendo un libro. Duración: 15 minutos diarios.
iv. En lugar de leer, repetir la siguiente frase preparada especialmente:
“ALIBOMA SAMI CAEITIÉ”
En cada exhalación debe repetirse varias veces esta frase. No debe desperdiciarse aire sin pronunciar palabras. Duración: 15 minutos.
v. Otro ejercicio consiste en repetir el siguiente verso también específicamente preparado:
“Su su su su
“aprile no ce piú
“il maio ritornato
“aprile no se piú”
Debe repetirse varias veces, hasta agotar el aire existente en los pulmones. Cada vez debe decirse más veces la poesía, aumentando así la capacidad torácica. Duración: 15 minutos.
vi. En la misma posición de “Buda” aspirar profundamente. Luego decir “ritorna mío bene” de la siguiente manera: al comenzar la exhalación pronunciar “ritoooooo...” prolongando la palabra hasta sentir que se acaba el aire. En este momento, concluir con “...oorna mío bene”. Es importante fijar un punto lejano (30 metros) y tratar que la voz llegue a él.
vii. Un último ejercicio consiste simplemente en leer, en posición normal, de pie o sentado, algún capítulo o poesía. Debe escucharse la propia voz, tratando de hablar con poca velocidad y mucha claridad. Es fundamental abrir bien la boca para que se produzca una buena resonancia de la voz. Debe darse distintas tonalidades a la voz, para que no resulte monótona. Es importante, por último, ser cuidadoso y actuar de forma natural, de manera que el oyente no descubra nuestras técnicas de lanzamiento.

43. EVITAR LA MONOTONÍA: Entre las diferencias esenciales que pueden establecerse entre el hombre y el animal irracional, nos adherimos a los antropólogos en que el hombre es el único ser capaz de crear. Así, nos encontramos con una frondosa historia del arte en todas sus ramas: pintura, música, literatura, arquitectura.
¿Pensamos alguna vez si combinamos todo este poder exclusivo del “homo sapiens” en nuestras actividades cotidianas? Tal vez si lo intentáramos podríamos descubrir en cada uno de nosotros enormes potencialidades que en muchos casos desaprovechamos, convirtiendo nuestras vidas en engranajes de una enorme maquinaria que nos transforma en seres incomunicados, autómatas y algunos otros adjetivos, tan de moda.
No podemos negar que el arma fundamental de la comunicación es el lenguaje, que nos representa y hace inteligibles nuestras ideas y pensamientos.
¿Por qué no intentar combinar nuestra lengua con el arte a que nos referíamos hace unos instantes, y que no debemos adquirir de afuera sino simplemente descubrir en nosotros?
En nuestro caso – la lengua oral - es fácil y hasta divertido enriquecernos. Actualicemos nuestras capacidades creativas y no neguemos el arte que hay en nuestro mundo interior. Así nos vamos a encontrar con un lenguaje más musical, más comunicativo y que va a expresar mucho mejor aquello que deseemos. Por ejemplo aprendamos a colocar la voz, hablemos lento, pausado, claro; no coloquemos obstáculos para una emisión de sonido (taparnos la boca con la mano, etc.). Busquemos una posición apropiada en la cual podamos respirar correctamente, o sea o bien parados con la espalda bien derecha o bien sentados en las mismas condiciones. Es conveniente relajar los músculos de nuestro cuerpo, otorgando gracia y soltura a los movimientos, y efectuándolos en los momentos precisos.
La musicalidad en la expresión oral se hace presente siempre en forma natural, pero hay pequeñas técnicas que la ayudan. He aquí un gráfico para entonación de un trozo hablado o leído utilizando pausas, subidas y bajadas de la voz según los signos lingüísticos de entonación.
(Punto). (coma) , (punto y coma) ; (dos puntos) : (guión) - (punto) .

Cuando comenzamos una oración elevamos el sonido hasta tornarlo gradualmente cada vez más agudo, en cuanto aparece una coma, nos da la señal de descender la voz, pero sólo algunos grados; la coma es a la vez una pausa breve que debe aprovecharse para inspirar aire. (Siempre la inspiración debe hacerse por la nariz y la espiración por la boca).
Ese aire inspirado nos dará suficiente energía para continuar elevando nuevamente el sonido agudizándolo, hasta una nueva pausa, en nuestro gráfico, un punto y coma. Allí el sonido debe descender paulatinamente más grados que en el caso de la coma. Nuevamente inspiramos, agudizamos la voz y repetimos el proceso descendiendo la voz cada nueva pausa, más grados hasta llegar al punto final.
Aquí debemos hacer una advertencia. El hecho de bajar la voz, no implica ahogarla. Nuestras palabras deben ser oídas desde el comienzo hasta el fin de la oración, y ellas mismas deben escucharse completas. El secreto final del buen orador está en intentarlo, en no defraudarse ante primeros errores, que seguramente cometeremos, nuestro lema debe ser siempre ¡!ADELANTE!!

TEMARIO DEL CURSO PRÁCTICO DE ORATORIA



CLASE 1: LA ORATORIA: “SUS PRINCIPIOS”



a)       Introducción

b)       Sus 43 principios





CLASE 2: “EL MIEDO ORATORIO – CÓMO ENFRENTARLO”



a)       Solución a nivel mental:

Confianza

Autosugestión

Actitud mental

b)       Solución a nivel físico

c)       Solución a nivel elaborativo

d)       Actitudes mentales de sostén





CLASE 3: “ORGANIZACIÓN DEL DISCURSO”



Etapas

1.       Elección del tema

2.       Búsqueda y selección del material

3.       Auto elaboración de ideas

4.       Partes de un discurso

5.       Diagramación del material

6.       Prácticas de oratoria





CLASE 4: “MÉTODOS EN ORATORIA”



a)       Discurso improvisado

b)       Discurso preparado





CLASE 5: “DISCURSOS ESPECIALES”



a)       Informativo

b)       Persuasivo

c)       Para entretener

d)       De presentación de oradores

e)       Conmemorativo

f)        De bienvenida

g)       Inaugural

h)       De sobremesa

i)        Por radio

j)        Por televisión

k)       Fúnebre

l)        De otorgamiento de premio

m)     De agradecimiento





CLASE 6: LA CONVERSACIÓN



a)       Objetivos

b)       Temas

c)       Técnicas

d)       Discusiones

e)       Iniciación  de conversaciones

f)        Presentación en sociedad

































LA ORATORIA: “SUS PRINCIPIOS”




INTRODUCCIÓN:

La palabra es la manifestación más elevada de la naturaleza humana. Ella expresa una idea, que puede generar otras ideas. En este sentido, la conversación es un juego que consiste en lanzar ideas.

El arte de hablar y escribir correctamente ha sido definido como Gramática. Sin embargo, muchas personas que conocen sus reglas exactamente, no poseen facilidad de expresión.

Por eso es que, desde hace algunos años, surgió la conciencia de una ORATORIA PRÁCTICA, que conservando los elementos de la Retórica (arte del buen decir), se introdujo en las variables más importantes de la conducta humana.

La Psicología, la Sociología, la Filosofía, las Ciencias de la Educación y otras disciplinas humanísticas importantes, aportaron elementos que permitieron el avance. Hoy la Oratoria (ya como disciplina independiente), se encuentra en condiciones de afirmar que LA CAPACIDAD DE EXPRESIÓN PUEDE MEJORARSE MEDIANTE PRINCIPIOS.

               



PRINCIPIOS



1.       NO ABANDONAR EL TEMA: La disertación debe tener un objetivo y hay que avanzar hacia él en forma progresiva. Sin embargo, existe el peligro de que al enriquecer la charla con ejemplos y referencias, el disertante se aparte del tema central. Es necesario que el orador persista en su tema; evitando al mismo tiempo interrupciones, cuando éstas deriven la cuestión hacia temas tangenciales.



2.       ORIENTACIÓN: Los aportes de los oyentes resultan muchas veces positivos y ayudan al orador. Pero, en ciertas ocasiones, hacen que el discurso entre en un cauce trivial, o se aparte del primitivamente propuesto. Existen procedimientos para encauzar la conversación que puede utilizar el orador, por ejemplo decir “...sus palabras me traen a colación...”, o ”...eso me recuerda...”. Cualquier procedimiento empleado debe ser cuidadosamente escogido a efectos de no ofender al oyente.



3.       IDEAS Y TEMAS: Las primeras surgen en función de la experiencia y de la habilidad para manejarla. La persona que tiene ideas puede apelar a ellas en cualquier momento. No se puede sostener una conversación si no se tiene algo que decir; todos tienen una interesante gama de conocimientos, pero generalmente permanecen latentes y sin utilización.

En cuanto al tema, debe ser uno sobre el que el orador tenga una posición formada, que pueda hablar con autoridad y al mismo tiempo le apasione. De todo se puede hablar, pero los temas debe buscarlos el orador dentro de sí mismo, más concretamente debe recurrir a:

                                                              

a)       Sus experiencias

b)       Sus creencias

c)       Sus estudios

d)       Sus proyectos

e)       Sus emociones

f)        Sus sentimientos

g)       La experiencia ajena



1.       EJEMPLOS: Generalmente el orador trata que su discurso “penetre” fácilmente en el auditorio, y choca con el inconveniente de la abstracción de sus ideas. La correcta ejemplificación, con relatos y objetos concretos, soluciona el inconveniente y clarifica la exposición.

Un orador puede decir “Los escritores argentinos son muy inteligentes”. Podría suceder que algún oyente conozca algunos escritores que no participen de esa cualidad y no creyera en el juicio del orador. Entonces, sería más correcto decir: “Los escritores argentinos, como por ejemplo NN, XX, etc., son muy inteligentes”. Además podría aportar algunos datos sobre la personalidad de esas figuras que refuercen su concepto sobre ellos.



2.       COMPARACIONES: Este principio consiste en buscar elementos conocidos por el auditorio, que tengan analogía con el tema del orador.  La comparación puede ser, por ejemplo, entre el funcionamiento de un radar y el rebote de una pelota o “es tan inquisitivo como un rayo X”, o “es tan alto como un obelisco”, etc.



3.       CONTRASTES: Su uso tiene los mismos efectos que el principio anterior, pero se basa en el caso inverso. Es decir, debe buscarse alguna relación llamativa entre dos elementos para captar la atención del auditorio. Por ejemplo el siguiente relato: “hace 70 años se encontró en un lago de la India un terrible monstruo que medía 120 metros de largo, 15 de ancho y 22 de altura, siendo su peso aproximado de 100 toneladas, pero su cerebro apenas tenía el tamaño de una bola de billar”.



4.       ESTADÍSTICAS: Su perfecta utilización constituye una valiosa ayuda para el orador. Sin embargo, una gran cantidad de datos estadísticos intercalados en la exposición puede llegar a aburrir al auditorio, por lo cual éstos deben ser utilizados con un criterio adecuado.



5.       DETALLES: Su eficiente uso da brillo a la exposición, pues presenta un paisaje muy difícil de olvidar. Una misma disertación puede ser enfocada como un relato objetivo de los hechos, o matizada con una serie de detalles que amplíen o mejoren la exposición.

Sin embargo, la experiencia ha demostrado que el uso incontrolado de los detalles produce aburrimiento y alejamiento de la idea central.

Veremos dos maneras de decir lo mismo, con la diferencia del uso de detalles.



a)        “Recién cuando el vecino me avisó, me di cuenta del incendio en la casa contigua a la mía. Fue un gran desastre, especialmente por las pérdidas materiales.  Por poco no hubo víctimas”.

b)       (con detalles) “Dormía plácidamente en mi habitación cuando golpearon desesperadamente a mi puerta. Con no poca dificultad y rabia me levanté de la cama y llegué hasta la puerta. Al abrirla, vi a mi vecino haciendo gestos que no comprendía. Luego de un instante, se tranquilizó y me avisó que se incendiaba la casa de pensión contigua a nuestro edificio. Recién al mediodía los bomberos lograron controlar el fuego; el cuadro era tremendo. El efecto del fuego y del agua, había destrozado y arruinado todo el mobiliario de la casa; nada quedó en pie. Pero afortunadamente, al iniciarse las primeras llamas, los inquilinos de la pensión alcanzaron a huir, salvando así, milagrosamente, sus vidas”.



Como se puede apreciar, existe una gran diferencia entre estos dos discursos.

Pero también en este párrafo se aprecia que el uso incontrolado de detalles podría resultar negativo.



1.       TESTIMONIOS: En los discursos basados en relatos e informaciones, es necesario valerse de testimonios que aseveren la veracidad de lo expuesto. Estas pruebas deben ser, por supuesto, conocidas por el auditorio. Otra forma de utilizar testimonios es la referencia a opiniones de personas importantes o muy conocidas, lo cual produce un respeto por la información transmitida.



2.       CRECIMIENTO DE LA IDEA: El orador debe pensar continuamente en las posibles mejoras y ampliaciones que pueden tener sus ideas. Ya se encuentre en su trabajo, en su hogar, o en cualquier instante, pueden acudir a su mente pensamientos que enriquezcan sus ideas. De esta manera las charlas adquieren un tinte auténticamente personal, al darle al inconsciente la posibilidad de hacer conexiones ingeniosas. Todo nuevo aporte a nuestra idea, debe ser anotado esquemáticamente a efectos de recordarla posteriormente.



3.       INDIVIDUALIDAD: El principio anterior estaba dirigido a la individualidad del discurso, que significa no copiar pensamientos ajenos sino hacer crecer las propias ideas hasta transformarlas en creación individual. En primer lugar las ideas deben buscarse dentro de uno mismo, tal como vimos en el principio correspondiente. Pero también se puede motivar el crecimiento de la idea, organizando debates y discusiones con amigos, y rescatando lo positivo de los pensamientos de otras personas.



4.       ORGANIZACIÓN DEL MATERIAL: Dada la importancia fundamental que reviste este principio, en este material hemos dedicado una clase especial a su estudio, y a ella nos remitimos.



5.       AUDITORIO: El conocimiento de las características del grupo ante el cual el orador debe exponer es tan importante que llega a decidir la forma y el fondo de los discursos. Los datos que interesan del auditorio son, entre otros, su interés por el tema (el porqué), su nivel social, económico, educacional, intelectual, etc. De todos estos elementos el orador debe inferir cuál será la probable reacción del grupo ante él (hostil, neutro o amistoso).

“La capacidad del auditorio define la profundidad con que se exponen los temas”.



6.       LENGUAJE UTILIZADO: Relacionado con el principio anterior, consiste en las características del léxico a utilizar. Este puede ser técnico, científico, simple, etc. La elección está determinada por el tipo de auditorio.

Una conferencia sobre anatomía será expuesta con diferente lenguaje según el auditorio sea de profesionales médicos o de estudiantes secundarios.

A continuación expresaremos un concepto económico con palabras técnicas y luego con léxico común a fin de verificar las diferencias entre ambos.



a)       “En competencia perfecta, el precio está dado por la intersección de las curvas de la Oferta y la Demanda, proyectadas sobre un eje de coordenadas cartesianas”

b)       “Cuando se conocen todos los compradores y vendedores, y ninguno de ellos puede fijar el precio por su cuenta, (competencia perfecta), dicho precio es establecido como si hubiera un acuerdo tácito entre las dos partes, y ninguno lo modifica”.



15.    ADAPTABILIDAD: Una vez que el orador conoce perfectamente el tipo de auditorio que le ha tocado, debe estar facultado intelectualmente para adaptarse al mismo. Los oradores experimentados tienen un sentido especial para adaptarse a los cambios anímicos del auditorio durante el discurso. Un aspecto muy relacionado con la capacidad de adaptarse a nuevas circunstancias en el discurso es el dominio de un principio muy importante:



16.    IMPROVISACIÓN: Siempre está la posibilidad de que en algún momento, cualquiera deba hablar sobre un tema que previamente no conocía. En estos casos debe improvisarse. Sin embargo, la improvisación nunca es total, siempre se acude a algún elemento adquirido con anterioridad. Pero esta experiencia hay que saber utilizarla, y un método sencillo y práctico es:



a)       Estar mentalmente preparado para improvisar en cualquier reunión

b)       Relacionar rápidamente el tema con alguna experiencia personal

c)       Relatar la experiencia y luego continuar con el desarrollo del discurso.



Supongamos que a un orador le piden que hable sobre los “Ruidos molestos” en una reunión a la que concurrió sin saber que debería exponer ese tema. Siguiendo las técnicas descriptas, debe empezar: “Hace unos quince días, me encontraba en la casa de un amigo; un departamento sobre la calle Viamonte en un primer piso. La cercanía a varias oficinas públicas, especialmente los Tribunales, y la hora de gran movimiento de vehículos, hacían de esa visita algo insoportable...“ Luego le resultaría muy sencillo esbozar una crítica a los ruidos molestos y sintetizar los conceptos fundamentales sobre el tema.

Un orador que cultive el arte de la improvisación habrá desterrado la rigidez e inflexibilidad en sus exposiciones.

Existen algunos ejercicios que ayudan a mejorar la capacidad de improvisar.



d)      Desarrollar diariamente cinco temas distintos durante un minuto cada uno, sin preparación anterior.

e)       Reunirse con un grupo de amigos y practicar el cuento encadenado, que consiste en un relato comenzando por alguno de los presentes y continuando sucesivamente, sin pausas, por los demás uno a uno.

f)        Otro ejercicio, en grupo, consiste en agregar ideas a un concepto central. Por ejemplo, que cada uno diga un pensamiento distinto al de los demás, referido a un objeto o situación.



15.    OCASIÓN: Es un principio de la oratoria conocer la ocasión y circunstancias en que se desarrollará el discurso. Son puntos importantes a tener en cuenta por el orador los siguientes:



a)       Naturaleza de la ocasión

b)       Tiempo acordado para exponer

c)        Tamaño, acústica y ayudas visuales en la sala

d)       Cantidad de oyentes

e)        Si es el único orador o, de lo contrario, en qué orden hablará

f)        Temas que tocarán los demás oradores, si los hay



18.    SINCERIDAD: Todos los conceptos que vierta el orador, deben ser fiel reflejo de su forma de pensar. Para ello, juega un papel fundamental la elección del tema, pues debe ser uno realmente sentido por el orador. Esto da una dosis afectiva al discurso que despierta un interés en los oyentes muy superior al del mero conocimiento intelectual del tema por el expositor.



19.    CONFIANZA: Es condición necesaria para no fracasar como orador. La forma de lograrla está desarrollada en una clase especial de este tomo, a la cual nos remitimos (El Miedo Oratorio, como enfrentarlo).



20.    IMAGINACIÓN: El buen orador debe tener una buena dosis de imaginación. Es una facultad que permite poner nuevos matices a nuestras ideas.



21.    SENTIDO DEL HUMOR: Es un arma que, sabiéndola utilizar, se convierte en un gran aliado del orador, al despertar y mantener la atención de los oyentes. En un capítulo de este tomo el lector encontrará mayores explicaciones sobre el discurso humorístico.



22.    SENSIBILIDAD: Constituye la posibilidad de emocionarse durante la disertación; no debe confundirse con sensiblería. No debe abusarse de este elemento, sino utilizarse como un toque oportuno, sincero, justo y certero. Es necesario elegir el momento adecuado para la pincelada emotiva.

El buen orador debe realzar sus sentimientos; para lograrlo debe relatar alguna experiencia en primera persona pues el auditorio siempre quiere saber qué siente el orador. No finja sentimientos; pero tampoco los reprima si son auténticos.

“El puente se establece más de corazón a corazón que de cerebro a cerebro”.



23.    SENTIDO COMÚN: Es un elemento indispensable para no caer en el ridículo o en las excentricidades. No sólo debe darse a nivel de las ideas, sino también en la presencia física (vestimenta, poses, movimientos, etc.).

Oradores con gran material teórico y buenas técnicas fracasan por la falta de criterio y sentido común.

24.    MEMORIA: Sin ella jamás se llega a ser un buen orador. Dada la importancia de este tema, lo trataremos en este mismo ejemplar en la parte correspondiente a Organización del discurso.



25.    HONESTIDAD: Es un aspecto que a pesar de su gran importancia no requiere mayores comentarios. Sólo cabe destacar que el orador debe siempre actuar con la verdad, sin ocultamientos ni falsedades.



26.    MODESTIA: Si bien el orador debe dar una imagen excelente de su figura, nunca debe abusar de la ignorancia del auditorio, ni subestimarlo jamás.



27.    ENTUSIASMO: La mayoría de los éxitos se deben más al entusiasmo que a la capacidad. Muchas veces puede compensarse un bajo conocimiento del tema con una amplia dosis de entusiasmo. Por el contrario, oradores sin ese poder, fracasan a pesar de su gran capacidad.



28.    POSICIÓN: Es un principio muy vinculado a los restantes y condiciona el éxito de la exposición. Es aconsejable eliminar la rigidez física durante la disertación, mediante una correcta movilización y utilización de manos, ojos y rostro.

Los gestos espontáneos permiten lograr soltura mental y emocional, factor importante de desinhibición, al mismo tiempo que mantienen al auditorio interesado. Muchos errores en la posición pueden descubrirse practicando frente a un espejo.

Las manos caídas a los costados, la mirada floja y la distensión son los puntos fundamentales a tener en cuenta. Debe siempre evitarse tener en las manos objetos que puedan desviar la atención de los oyentes. Pero en aquellas circunstancias en que es necesario valerse de ayudas visuales u otros elementos, hay que darles un tratamiento especial: no mostrarlos hasta que estemos dispuestos a usarlos; en ese momento, todos deben verlos y la disertación debe dirigirse al auditorio y no a esos objetos.  Cuando termine la necesidad de utilizarlos, deben ser guardados de modo tal que nadie los vea (evitando distraer la atención  de los oyentes).

El orador debe programar exactamente el uso de pizarrones, cartulinas, diapositivas, etc. definiendo cuándo se utilizarán.

Un aspecto importante para maestros y profesores es borrar del pizarrón anotaciones efectuadas previamente y sacar carteles y otros elementos que no tengan relación con su exposición, porque son motivo de distracción para el auditorio.

Con respecto a los ojos. El orador debe repartir la mirada en todos los oyentes sin que se pose demasiado en alguno de ellos en particular. Provoca gran malestar en el oyente sentirse mirado por el orador.

Un defecto de muchos oradores consiste en los tic nerviosos. Pueden eliminarse con un tratamiento psicológico adecuado y un severo control físico. Otros expositores fuman durante su discurso, lo cual provoca pérdida de atención por parte de los oyentes.

La posición más adecuada para hablar en público es de pie; sin embargo es conveniente sentarse por breves momentos, a efectos de descansar, tanto el orador como el auditorio.



29.    INFORMACIÓN: Un buen orador debe mantenerse actualizado. Para ello es conveniente la confección de carpetas por temas, con varias ideas, que se van desarrollando y ampliando a través del tiempo.



30.    PRÁCTICA DE LA EXPOSICIÓN: Este principio se aplica a modo de ensayo, a efectos de corregir posibles errores. Una forma es ante el espejo, tratando de corregir defectos posicionales. También es conveniente practicar ante algunas personas que se encargarán de criticar errores en la exposición.

Una gran ventaja de la práctica es que sirve para desarrollar el diagrama memorizado. El discurso no conviene exponerlo en forma leída ni totalmente memorizado. La práctica debe ser de desarrollo de ideas y no de repetición de palabras.



31.    BASTONCILLOS: Son aquellas palabras que utilizan por lo general los oradores para apoyarse en la exposición. Son, por ejemplo los vocablos “bueno”, “este” etc. Otro bastoncillo muy frecuente es toser en las pausas.



32.    ACTUACIÓN: Solamente mediante la práctica, es decir la vivencia de experiencias positivas, puede ponerse en marcha todo el engranaje teórico de la oratoria. Es por esto que constantemente aconsejamos a nuestros alumnos la práctica en la expresión oral.



33.    REPETICIÓN: Este principio de la oratoria consiste en la técnica de volver sobre las ideas principales. Se trata de repetir varias veces en la exposición las ideas fundamentales, siempre con palabras distintas, a efectos de no cansar a los oyentes.



34.    ACUMULACIÓN: Cada idea principal, debe ser explicada con complementos y detalles que la refuercen, desarrollen y aclaren.       



35.    LIMITACIÓN: Es un principio que está en conflicto con los dos anteriores. El buen orador sabe cómo pesar la importancia de las cuestiones que trata. Consiste el principio de la limitación en la brevedad del discurso. Se estima en 20 minutos el tiempo máximo de un buen discurso y, por lo tanto, es imposible exponer más de tres ideas principales. Además, deben programarse los complementos y detalles, a efectos de no cargar demasiado la explicación de alguna idea principal a costa de otras.



36.    PODER DE RESERVA: Generalmente el auditorio formula preguntas sobre los temas tratados en la exposición, el orador debe fomentar esta costumbre. Pero también el disertante puede dirigir el sentido de las preguntas hacia los puntos que él conoce. Para ello es preciso reservar una cantidad de conocimientos para ser utilizados en la respuesta de las preguntas o para ampliar el tema.



37.    NO POLEMIZAR: No siempre las preguntas de los oyentes son bien intencionadas. Pudiera darse el caso de alguien que desee molestar o desacreditar al orador con preguntas capciosas o incómodas. Pero la actitud del orador debe ser siempre como si la pregunta fuera correcta. Nunca debe entablarse una polémica entre orador - auditorio. Nada se gana con una discusión; por el contrario, la mejor manera de ganar una polémica es evitarla. En caso de ser necesario llamar la atención de algún oyente, debe hacerse en forma indirecta, sin personalizar.

Si se tratara de alguna pregunta molesta debe actuarse de acuerdo a las siguientes técnicas:



38.    Examinar la pregunta en busca de ambigüedades

39.    Obligar al inquisidor a definirse

40.    Mantenerse siempre a la ofensiva, no permitiendo que el inquisidor, o todo el auditorio, tomen las riendas de la exposición.

41.    Poner al inquisidor en su lugar con una contra - pregunta que lo silencie.

42.    Luego de terminar con el inquisidor agresivo. No prestarle la más mínima atención.

43.    Usar un recurso humorístico, pero nunca a costa del inquisidor.

44.    Nunca contestar una pregunta con deshonestidad. Si no se sabe la respuesta, expresarlo.



¡EL ORADOR NUNCA DEBE ENOJARSE!



45.    HABLAR EN PRIMERA PERSONA: El orador nunca debe decir “usted”, sino “nosotros”. Al usar expresiones en tercera persona, se da una impresión de superioridad muy molesta, que debe evitarse.



46.    CULTIVAR LAS PAUSAS: Es una buena medida para dar un descanso al auditorio y a uno mismo. Además, tienen el efecto de ponerse a tono con los pensamientos del auditorio. Las pausas no deben ser mayores de 2 segundos.



47.    GRAMÁTICA: Es imprescindible que el orador respete las reglas gramaticales.



48.    VOCABULARIO: A continuación daremos algunos ejercicios tendientes a mejorar y ampliar el vocabulario o léxico.



a)       Evitar vulgarismos: Anotar las palabras que más usamos en nuestro vocabulario y luego buscar sinónimos que las sustituyan.  Por ejemplo, la palabra “bueno” es utilizada como único adjetivo descriptivo y calificativo, cuando en realidad podríamos valernos de muchos otros.

Además de estas palabras, deben también evitarse las frases muy trilladas tratando de utilizar oraciones propias que caractericen una expresión personal.

Por supuesto que palabras y frases no autorizadas por el buen decir deben eliminarse por completo.

b)       Ampliar el vocabulario: Anotar un mínimo de  5 palabras nuevas por día con su significado. Luego utilizarlas ese día en la conversación normal por lo menos 5 veces cada palabra. Esto produce un rápido enriquecimiento del léxico.

c)       Romper la monotonía: Generalmente usamos uno o dos sustantivos y adjetivos en nuestra conversación. Debemos buscar varios sinónimos de adjetivos que describan un objeto. Como práctica, dar doce características distintas (adjetivos) de un objeto, por ejemplo la montaña, el mar, el cielo, etc.

d)      Buscar sinónimos: Tomar un texto cualquiera de pocas páginas y cambiar los sustantivos y adjetivos. Para cada palabra habrá varios sinónimos, pero sólo uno será el correcto, el que no altere el sentido del texto. Esta ejercitación, si se hace con perseverancia, brinda excelentes resultados de enriquecimiento del vocabulario.

La ampliación del léxico debe ser una motivación constante del orador. Basta con algunos minutos diarios de práctica todos los días. En la lectura y la audiencia deben encontrarse frases y expresiones originales que de inmediato pueden incorporarse al vocabulario.



18.    LANZAMIENTO DE LA VOZ: El orador debe llegar con su voz a todo el auditorio.  Para ello es preciso que siga algunas técnicas adecuadas.

a)       Tórax erguido: ya sea de pie o sentado, el tórax debe mantenerse en forma recta, sin curvaturas. Esto amplía la capacidad torácica permitiendo una mayor  tonalidad vocal.

b)       Respiración adecuada: La inhalación debe efectuarse por las vías nasales y la exhalación por la bucal. Esto evita el resecamiento de las cuerdas vocales puesto que las fosas nasales tienen la propiedad de humedecer el aire.

El ritmo respiratorio debe ser mantenido constantemente y adecuar las oraciones a ese ritmo, esto, evita los molestos cortes “para respirar” mientras se pronuncia una frase.

Por último, la respiración debe ser diafragmática. Esto significa inhalación profunda con dilatación del diafragma; exhalación lenta acompañada de contracción del diafragma. Este músculo abdominal debe actuar como fuelle que aspira y empuja el aire.

c)       Relajación muscular: Los únicos músculos que deben estar tensos, son los que permiten mantener la posición del orador. El resto debe estar en posición de relax, lo cual facilita una respiración rítmica y tranquila.

d)       Alcance de voz: Para llegar hasta el último oyente de la sala, debe pensarse que el discurso va dirigido a él. De esta manera se da a la voz la fuerza suficiente para cubrir todo el auditorio.

e)       Ejercicios de educación vocal:



i.            Sentarse en el piso con el tórax erguido y pernas cruzadas con las manos sobre las rodillas (Posición “Buda”). Aspirar profundamente dilatando el diafragma. Mantener unos segundos el aire y luego exhalarlo contrayendo el diafragma. Repetir rítmicamente durante 15 minutos diarios.

ii.          En la misma posición anterior, durante la exhalación contar en voz alta números en escala ascendente. tratar de llegar cada vez más adelante en cada exhalación. Duración: 5 minutos diarios.

iii.         Igual que el anterior pero recitando una poesía en lugar de contar. Luego leyendo un libro. Duración: 15 minutos diarios.

iv.        En lugar de leer, repetir la siguiente frase preparada especialmente:

“ALIBOMA SAMI CAEITIÉ”

En cada exhalación debe repetirse varias veces esta frase. No debe desperdiciarse aire sin pronunciar palabras. Duración:  15 minutos.

v.          Otro ejercicio consiste en repetir el siguiente verso también específicamente preparado:

“Su su su su

“aprile no ce piú

“il maio ritornato

“aprile no se piú”

Debe repetirse varias veces, hasta agotar el aire existente en los pulmones. Cada vez debe decirse más veces la poesía, aumentando así la capacidad torácica. Duración:  15 minutos.

vi.        En la misma posición de “Buda” aspirar profundamente. Luego decir “ritorna mío bene” de la siguiente manera: al comenzar la exhalación pronunciar “ritoooooo...” prolongando la palabra hasta sentir que se acaba el aire. En este momento, concluir con “...oorna mío bene”. Es importante fijar un punto lejano (30 metros) y tratar que la voz llegue a él.

vii.       Un último ejercicio consiste simplemente en leer, en posición normal, de pie o sentado, algún capítulo o poesía. Debe escucharse la propia voz, tratando de hablar con poca velocidad y mucha claridad. Es fundamental abrir bien la boca para que se produzca una buena resonancia de la voz. Debe darse distintas tonalidades a la voz, para que no resulte monótona. Es importante, por último, ser cuidadoso y actuar de forma natural, de manera que el oyente no descubra nuestras técnicas de lanzamiento.



18.    EVITAR LA MONOTONÍA: Entre las diferencias esenciales que pueden establecerse entre el hombre y el animal irracional, nos adherimos a los antropólogos en que el hombre es el único ser capaz de crear. Así, nos encontramos con una frondosa historia del arte en todas sus ramas: pintura, música, literatura, arquitectura.

¿Pensamos alguna vez si combinamos todo este poder exclusivo del “homo sapiens” en nuestras actividades cotidianas? Tal vez si lo intentáramos podríamos descubrir en cada uno de nosotros enormes potencialidades que en muchos casos desaprovechamos, convirtiendo nuestras vidas en engranajes de una enorme maquinaria que nos transforma en seres incomunicados, autómatas y algunos otros adjetivos, tan de moda.

No podemos negar que el arma fundamental de la comunicación es el lenguaje, que nos representa y hace inteligibles nuestras ideas y pensamientos.

¿Por qué no intentar combinar nuestra lengua con el arte a que nos referíamos hace unos instantes, y que no debemos adquirir de afuera sino simplemente descubrir en nosotros?

En nuestro caso – la lengua oral - es fácil y hasta divertido enriquecernos. Actualicemos nuestras capacidades creativas y no neguemos el arte que hay en nuestro mundo interior. Así nos vamos a encontrar con un lenguaje más musical, más comunicativo y que va a expresar mucho mejor aquello que deseemos. Por ejemplo aprendamos a colocar la voz, hablemos lento, pausado, claro; no coloquemos obstáculos para una emisión de sonido (taparnos la boca con la mano, etc.). Busquemos una posición apropiada en la cual podamos respirar correctamente, o sea o bien parados con la espalda bien derecha o bien sentados en las mismas condiciones. Es conveniente relajar los músculos de nuestro cuerpo, otorgando gracia y soltura a los movimientos, y efectuándolos en los momentos precisos.

La musicalidad en la expresión oral se hace presente siempre en forma natural, pero hay pequeñas técnicas que la ayudan. He aquí un gráfico para entonación de un trozo hablado o leído utilizando pausas, subidas y bajadas de la voz según los signos lingüísticos de entonación.

(Punto).    (coma) ,               (punto y coma) ;                    (dos puntos) :                         (guión)  -           (punto)  .



Cuando comenzamos una oración elevamos el sonido hasta tornarlo gradualmente cada vez más agudo, en cuanto aparece una coma, nos da la señal de descender la voz, pero sólo algunos grados; la coma es a la vez una pausa breve que debe aprovecharse para inspirar aire. (Siempre la inspiración debe hacerse por la nariz y la espiración por la boca).

Ese aire inspirado nos dará suficiente energía para continuar elevando nuevamente el sonido agudizándolo, hasta una nueva pausa, en nuestro gráfico, un punto y coma. Allí el sonido debe descender paulatinamente más grados que en el caso de la coma. Nuevamente inspiramos, agudizamos la voz y repetimos el proceso descendiendo la voz cada nueva pausa, más grados hasta llegar al punto final.

Aquí debemos hacer una advertencia. El hecho de bajar la voz, no implica ahogarla. Nuestras palabras deben ser oídas desde el comienzo hasta el fin de la oración, y ellas mismas deben escucharse completas. El secreto final del buen orador está en intentarlo, en no defraudarse ante primeros errores, que seguramente cometeremos, nuestro lema debe ser siempre  ¡!ADELANTE!!



EL MIEDO ORATORIO – COMO ENFRENTARLO




La emoción puede afectar negativamente al ser humano, produciéndole ira, temor o tristeza. Además el enfrentamiento que muchas personas hacen a dichas emociones, no se da en un plano real sino imaginativo: “otorgan atención plena al temor, refuerzan el sentimiento negativo o dejan una tendencia negativa que los acompaña en forma permanente”.



En el plano de la Oratoria, dicho problema genera un temor paralizante que impide el uso correcto de la palabra.



Ningún orador fue elocuente desde el principio. Los más grandes oradores se reconocen tímidos o temerosos antes de iniciar un discurso.



Usted también al enfrentar a un auditorio sentirá esa rara tensión nerviosa. No se desaliente. Es muy normal que una persona ante una situación nueva y difícil sienta un malestar en el estómago, o que sus manos transpiren, o que sus rodillas tiemblen. Estas señales indican únicamente que Ud. es una persona responsable y que respeta a su auditorio.



Algunas personas superan inmediatamente esta rara sensación y se introducen ágilmente en su discurso. Otras, en cambio, no logran dominar la situación, manifiestan signos externos de su inestabilidad emocional y muchas veces ... ni siquiera pueden comenzar a hablar.



Este problema tan generalizado es perfectamente superable, practicando con entusiasmo y decisión estos procedimientos:



A)  Solución a nivel mental:



a) Obtenga confianza en Usted mismo. James dijo que la voluntad puede transformar al sentimiento mediante la acción. Aclaremos esto con un ejemplo.

Si una persona se siente triste, puede comenzar a reír si se lo propone. Al cabo de un tiempo y siguiendo el esquema de James, esa persona cambiará su estado de ánimo. Pasará de la tristeza a la alegría.

En conocimiento de esta situación, que juega como un poder oculto de la mente, podemos utilizarla para el logro de una mayor confianza. Si la proyectamos al campo de la Oratoria, lo que debemos hacer es: así como el nadador aprendió a nadar en el agua, ¡VENZA SUS INHIBICIONES ORATORIAS HABLANDO! La experimentación es sencilla. Hable en los lugares que hasta hoy le causaron inhibición y al cabo de un tiempo esa actitud se hará natural.



b) Autosugestión. Muy relacionado con el punto anterior en cuanto al logro de una mayor confianza.

Muchos problemas no son reales, sino que son resultado de habérselos creado la persona.

La Autosugestión propone seguir el cambio inverso: ¡Vencer y eliminar ese problema! ¿Cómo?... Muy sencillo: “Todas las noches y en cualquier momento del día cerrar nuestros ojos e imaginarnos como la persona que desearíamos ser. Es decir, debemos imaginarnos actuando tal como a nosotros mismos nos gustaría. Debemos expresar esa imagen con una frase, como por ejemplo: ¡Voy en busca del éxito y nada me detendrá! o ¡Ya falta poco para alcanzar el triunfo! No utilizar nunca frases como ¡Pronto voy a dejar de ser tímido!. En la expresión, no debe aparecer nuestro problema.



c) Actitud mental. La mayoría de los oradores aumentan su miedo pensando en sus posibles errores... ¿Me equivocaré?, ¿Se reirán de mí?...



1) Ocupar la mente en otra actividad. Debemos prescindir de la emisión de ideas de temor y comenzar a recepcionar objetos. Concentrar nuestra atención en alguna silla o persona del auditorio y observarlo como tratando de que penetre en nuestro interior. Sólo el hecho de dejar de emitir produce tranquilidad.



2) Diferente apreciación del suceso. Hay que poner énfasis en la parte positiva que representa la exposición.



3) Descubrir y alterar la idea perturbadora. ¿De qué se trata?, ¿Cuál es su razón de ser?, ¿Con cuáles y cuántas ideas importantes se halla asociada?, ¿Desde hace cuánto tiempo?. Ubicado el problema podemos aplicar el principio que sigue.



4) Poner la tendencia contraria. Este punto está relacionado con el de Confianza y Autosugestión. Antes de actuar, hay que asumir la lucha en el pensamiento y vencer primero en ese campo. Este pensamiento anticipatorio nos llevará a triunfos psicológicos que posteriormente se reflejarán en la realidad.



B)  Solución a nivel físico




El miedo oratorio provoca una paralización en lo físico. Esa tensión muscular debe ser relajada. Para conseguirlo siga estos consejos:

Respire diafragmáticamente en forma profunda antes de comenzar a hablar; acomode sus papeles, limpie el pizarrón. Esta suave actividad física le permitirá lograr el control de su cuerpo.

C) Solución a nivel elaborativo




Una de las mejores garantías de vencimiento del temor oratorio es la correcta preparación del tema. Busque material, investigue su tema, elabore su plan, memorice su discurso, sométalo al juicio de otros, repítalo muchas veces, averigüe acerca de las costumbres de su auditorio, de su nivel intelectual, de sus preferencias.



D)  Actitudes mentales de sostén




Piense que usted es valiente al enfrentar el peligro de hablar; otro, en su lugar, hubiera huido.

Prescinda del público, piense que no es importante, que lo único que tiene razón de ser es el Discurso y que Usted lo domina perfectamente.

Piense qué es lo peor que puede ocurrirle, luego sólo le resta mejorarlo.

Convénzase de que hablar en público es lo mismo que hablar en privado.

Propóngase llevar adelante todos estos procedimientos con decisión y tenacidad.





CLASE 3




ORGANIZACIÓN DEL DISCURSO




Generalmente el orador tiene un lapso para preparar su discurso, y debe proceder de acuerdo a un método sistemático.



La primera tarea es definir el objetivo del discurso, es decir, si se trata de una charla de entretenimiento, informativa o persuasiva. Esto decidirá la forma en que encarará el discurso correspondiente.

En segundo lugar, el orador debe decidir qué posición adoptará frente al tema. De esta manera, podrá encarar la disertación en forma homogénea, en todas las etapas evitando las contradicciones entre el desarrollo del discurso y su desenlace.



Etapas en la preparación del discurso:



1) Elección del tema. En los casos en que se puede elegir el tema del discurso, debe optarse por uno que esté relacionado con las propias experiencias, intereses o convicciones.



El tema debe motivar al orador a hablar y debe interesarle profundamente. Si el tema gusta al orador. Su disertación será simpática y agradable; en caso contrario resultará demasiado académica y pesada.



Pero no siempre se puede elegir el tema de discurso. En ciertas oportunidades el orador es obligado a hablar sobre determinado asunto, del cual a veces no tiene ningún conocimiento. En estos casos, debe analizarse y estudiarse el tema, tan profundamente como sea necesario, hasta que se convierta en un tema propio.



Un caso extremo, que aconsejamos como ejercicio, es hablar de un tema en contra de las propias convicciones, debiéndose entonces buscar justificativos a la posición adoptada.



2) Búsqueda y selección del material. El discurso puede ser preparado en base a ideas propias exclusivamente, o sustentado en obras de otros autores. Pero aun en el primer caso, la creación nunca es total, sino que una buena parte de los conceptos son tomados de otras personas.

Por lo tanto, siempre es necesario recurrir al material de otras personas, o del propio orador, escrito en otras épocas. Pero la búsqueda no debe ser errática, sino dirigida al objetivo que se persigue con el discurso.

No todo el material consultado resultará útil; debe hacerse una selección del mismo. Con la parte elegida para nuestro discurso, se procede a realizar un fichaje por temas (resúmenes breves). Otra fuente de información es, por supuesto, la propia experiencia o conocimientos anteriores sobre el tema. Si son correctos, también se procede a su fichaje y archivo. Esta tarea de archivar el material se complementa con la lectura y estudio del mismo, a efectos de lograr una buena base de conocimientos para la siguiente etapa.



3) Auto-elaboración de ideas. A efectos de evitar que el discurso se convierta en un mero plagio y a la vez darle un tinte personal a la disertación, las ideas que se expresen deben ser propias.

Sin embargo, pueden referirse conceptos ajenos que enriquezcan la charla, en cuyo caso cuyo caso debe hacerse mención del autor. Nunca deben darse ideas ajenas como si fueran propias, pero es factible expresar total acuerdo y adhesión con los conceptos ajenos.



4) Partes de un discurso. Todo discurso, cualquiera sea su tipo o tema, debe exponerse respetando tres partes fundamentales:



INTRODUCCIÓN

DESARROLLO

SÍNTESIS.



Este es el orden en la exposición, mas no el de preparación.



SÍNTESIS: Al organizarse el discurso, debe comenzarse por la parte final o síntesis. En ella, el orador expresará fundamentalmente su opinión sobre el tema central y realizará un resumen de todos las ideas principales. También pueden resumirse las ideas positivas aportadas por algún oyente.



Si se compara un discurso con un viaje, la síntesis representa el punto de llegada; esto equivale a decir que si no se sabe a dónde se quiere ir, el arribo queda librado a la casualidad.



La disertación en general no requiere una memorización total, como veremos más adelante. Sin embargo, el cierre del discurso sí debe memorizarse textualmente (la frase final, palabra por palabra). Esto evita los conocidos y molestos “rodeos” de oradores que no saben cómo terminar su discurso.



Por último, cabe decir que es un error anunciar expresamente el fin del discurso; muchos oradores utilizan palabras como “nada más”, “es todo”, “he terminado”, etc. Esto demuestra incapacidad para demostrar que se ha terminado, sin decirlo. Las últimas palabras deben ser expresadas con una tonalidad de voz decreciente, distinta al resto de la disertación. Esta simple técnica sustituye a las palabras antes mencionadas, dando una impresión superior.



INTRODUCCIÓN: Por supuesto, es lo primero que dice el orador. Debe ser una presentación muy breve del tema (dos o tres minutos en un discurso de quince). Es tan importante que decide el ánimo del auditorio con respecto al orador y su tema, un discurso serio no será escuchado atentamente luego de una introducción cómica.



Nunca debe comenzarse la introducción pidiendo disculpas (“bueno...”,  ”este...”, “bien...”, etc.), ni con falsa modestia (“trataré de hacerlo bien”). En estos casos el orador da una impresión muy pobre de su personalidad, creando una corriente de antipatía en sus oyentes.



Lo más importante en la introducción es que ésta debe ser impactante y llamar la atención de los oyentes. Existen varias formas correctas y eficaces de hacerlo. La primera es utilizando un ejemplo; así comenzaría el orador diciendo: “ayer tomé un diario y leí algo que...”. Esto tiene el efecto de producir una atención del auditorio hacia el disertante, pues todos desean saber cómo sigue el relato. Cuanto más rara o llamativa sea la trama, mejor.

La segunda forma de captar la atención del auditorio, es mediante un interrogante, por ejemplo comenzaría diciendo: “¿saben Uds. qué leí ayer en el diario?” y, acto seguido, procede a responder su pregunta. Cuando se ataca  a un auditorio con una pregunta, éste se despierta y vuelca su atención hacia el orador en espera de la respuesta posterior.



DESARROLLO: Hemos dejado para el final la parte más importante del discurso, aquélla donde se encuentra el quid de la cuestión. Es la sección en que se expresan todos los conceptos del orador. Este desarrollo debe estar necesariamente dirigido hacia la síntesis previamente escogida, pues de lo contrario, surgirán contradicciones.



En la explicación que damos en nuestro curso de memoria vemos cómo se hace el diagrama de un discurso o una lección, y a esa explicación nos remitimos. Pero faltaría un aspecto fundamental. El discurso debe tener como máximo tres ideas principales, de lo contrario, por ejemplo, para un discurso de veinte minutos, este tiempo resultará escaso para agotar todos los conceptos. Además de las ideas principales, existirán complementos, detalles y subdetalles.



La exposición puede encararse de dos maneras diferentes, ambas igualmente correctas. La primera forma es enumerar y explicar una a una todas las ideas principales. Luego se pasa al nivel de las ideas complementarias, exponiendo todas ellas y así sucesivamente.



En el segundo método, se toma la primera idea principal, y se agota con todos sus complementos, detalles, subdetalles, etc. Luego se pasa a la segunda idea principal que no se abandona hasta que se agote y así sucesivamente.



Un factor importante, que influye en las tres etapas del discurso, es el tiempo. El material debe seleccionarse y diagramarse para  ser expuesto en no más de veinte minutos. Un período más prolongado produce cansancio y molestia en los oyentes. Sin embargo, muchos temas requieren más tiempo de exposición; en estos casos es preferible dar la conferencia en dos o más reuniones, hasta agotar el tema, que tratar de darlo todo en una sola.



Finalmente, resulta obvio aclarar, que todos los principios y métodos de oratoria vistos en las respectivas clases, son aplicables al desarrollo del discurso; las sucesivas clases forman un todo homogéneo y no se pueden separar unas de otras. Esta debe ser la forma de encarar el estudio de la oratoria.



5) Diagramación del material: A partir de esta etapa deben aplicarse las técnicas estudiadas en el tomo “Métodos de Estudio” de este curso. Recordemos que en primer lugar se analizaban las ideas para su clasificación en Principales, Complementarias, Detalles, etc. Luego se elegía una palabra clave representativa de cada idea, la cual se volcaba luego al diagrama.

El diagrama de un discurso tendría la siguiente forma:

 








 


























6) Memorización del Discurso. Anteriormente comentamos que no es correcto memorizar un discurso palabra por palabra, salvo en la frase final. Sin embargo, y dado que tampoco es conveniente leer el discurso o valerse de ayudas-memoria, es necesario aplicar algún método de memorización.

El método de “la cadena”, explicado en el curso de Memoria, es el que más se adapta a las necesidades de la oratoria.



PRÁCTICAS DE ORATORIA



A efectos de orientarlo en sus primeros pasos, le daremos algunas recomendaciones. En primer lugar, los ejercicios de oratoria no deben exceder en ningún caso de 2 minutos; en los próximos párrafos encontrará Ud. una lista de temas para desarrollar en el tiempo indicado.



Después de conocido el tema, debe pensarse en el mismo durante un minuto, tratando de organizar el discurso. Luego, si es posible ante un espejo debe desarrollarse el discurso, respetando todas las reglas y principios estudiados en las primeras clases de oratoria.



TEMAS PARA DESARROLLAR:

1)       Triunfa el que quiere.

2)       El seguro de vida debe ser obligatorio.

3)       Mi primer día en la escuela.

4)       La persona que más admiro y por qué.

5)       El susto mayor que he pasado.

6)       Los platos voladores.

7)       Más vale prevenir que curar.

8)       La edad más feliz.

9)       El acto más valiente que he presenciado.

10)    Lo más cerca que estuve de la muerte.

11)    Mi principal defecto.

12)    Mi mayor virtud.

13)    La desilusión más grande de mi vida.

14)    Las mejores vacaciones que he tenido.

15)    La juventud y las experiencias.

16)    La música clásica no es comercial.

17)    El cine, ¿es un arte o una técnica?.

18)    Los ruidos molestos deben eliminarse.

19)    Cómo reprimir la delincuencia.

20)    La guerra es una manifestación de atraso social.

Esta lista es simplemente ejemplificativa. El alumno debe buscar más temas y desarrollarlos.

CLASE 4



MÉTODOS EN ORATORIA




Existen dos métodos para exponer un discurso, cualquiera sea el estilo o técnica que posea el orador. Son:



i.    El discurso  IMPROVISADO

ii.    El discurso  PREPARADO



En cuanto al discurso improvisado, remitimos al lector a la clase de Principios en Oratoria, en especial el principio de la Improvisación.



Pero hay varios métodos de exposición en el discurso Preparado.



a) LEÍDO: Es el método más pobre para las exposiciones comunes. Desmerece en gran medida al orador, pues da la imagen de una persona que no conoce su tema. Además tiene el inconveniente de su gran inflexibilidad, que impide cambiar el curso de la exposición y responder preguntas no contempladas en el texto.

No obstante, en circunstancias muy especiales resulta necesario el discurso leído. Es en aquellos casos en que se debe medir exactamente el peso de cada palabra o sentencia, o en aquellos otros en que la complejidad de los datos (cifras estadísticas, etc.) hacen virtualmente imposible su memorización. Cuando es muy grande el riesgo de olvidar un dato se aconseja leer el discurso.



b) DICHO DE MEMORIA: Si bien obliga al orador a un trabajo agotador de memorización, es un método tan primitivo como el leído. Tiene sus mismas desventajas en cuanto a inflexibilidad y participa de sus mismas ventajas en discursos complejos y comprometedores. Pero aun en estos últimos casos es preferible el leído porque, por una parte, ahorra el trabajo de la memorización y, por la otra, elimina el riesgo del olvido.



c) CON AYUDA - MEMORIA: Es un método mucho más evolucionado que el anterior, pues obliga al orador a efectuar un trabajo analítico y de evocación. Es muy similar al “Método de Estudio” explicado en nuestro curso, pero sin entrar a la etapa de memorización del diagrama. Simplemente se tiene el cuadro; a la vista, y de él se infieren los conceptos.

Puede ser utilizado, pero requiere honestidad por parte del orador. El ayuda-memoria no debe esconderse sino por el contrario exhibirse. Muchos oradores escriben su ayuda - memoria en un pizarrón o en carteles, que pegan a la pared.



d) MEMORIZADO UN RESUMEN: Es el método más utilizado por los oradores efectivos, explicado por nosotros en la parte de Organización del Discurso de este mismo ejemplar. Se basa en una completa preparación sobre el tema y una adecuada práctica.

El planeamiento es lo más importante en este discurso, pues concluye en un diagrama por ideas. Este cuadro funciona como ayuda-memoria en la mente y no debe ser leído, sino memorizado El orador no es un memorista, sino un estudioso que ha razonado su tema, ha recopilado material, lo ha organizado, y por último ha memorizado una síntesis conceptual.

Una ventaja importante es que da una imagen brillante del orador, quien parece ser un gran conocedor del tema.  Otra es que permite tener flexibilidad en la exposición, dando lugar a desviaciones sobre la marcha y a la contestación de preguntas del auditorio. Dado que se ha memorizado la secuencia de las ideas, en cualquier momento se reencauza el discurso, volviendo nuestro pensamiento a la imagen respectiva.



DISCURSOS ESPECIALES




I  -  INFORMATIVO



Frecuentemente los oradores que deben informar algo al auditorio, confunden dos aspectos que son totalmente opuestos. Por una parte, la necesidad de ser comprendidos y por la otra, la voluntad de ser admirados por los oyentes.



Muchas veces habremos oído a un profesor dando clases magistrales, en un rico vocabulario técnico, que en un 80% era incomprensible para nosotros. Esto nos define un primer principio, el más importante, en discursos informativos:



¡¡Hablar en términos conocidos por el auditorio!!



Vale más sacrificar el lujo personal, que la comprensión de los oyentes.



Ejemplos y Gráficos:  En los discursos informativos suele darse un problema de captación por parte de los oyente, en especial cuando se trata de temas abstractos o poco conocidos.



La mejor forma de eliminar este inconveniente es utilizar ejemplos y relatos de sucesos reales. Un tema abstracto se convierte así en otro tangible, real y vívido.



Otra forma es apoyarse en gráficos y estadísticas. Tiene un gran valor desde el punto de vista de la fijación de los conceptos y la claridad en la captación de los mismos. En cierto tipo de temas (matemáticas, física, economía, etc.), es indispensable valerse de esta técnica, que además es aplicable a cualquier otro tema.



Limitar las Ideas Principales: En este tipo de discurso es preferible abarcar pocos temas eficientemente, que muchos en forma superficial. Normalmente, los 20 minutos lógicos de un discurso no pueden permitir más de 2 ó 3 ideas principales. Estas deben ser agotadas totalmente, sin dejar puntos en blanco.



Es preferible programar el discurso en varias sesiones, que dar todo en un solo día.



Repetir los Conceptos: El principio de Repetición explicado en la clase Nº 1 juega un papel preponderante en los discursos informativos.



El orador debe expresar sus ideas varias veces, siempre empleando términos distintos, a efectos de que ningún oyente quede con dudas.



Debe tenerse especial cuidado en no resultar monótonos al repetir los conceptos varias veces; de ahí la necesidad de decir las cosas con palabras y formas diferentes.



Teoría de la Comunicación: Según la misma, todo mensaje tiene los siguientes elementos:



                EMISOR                              MENSAJE                          RECEPTOR                       feed
                código                      canal                  decodifica                          back



El emisor (orador), mediante un código (palabras) expone el mensaje que desea transmitir. El canal de información es el medio por el cual circula el mensaje y puede ser personal, radial, televisado, etc.



Por último, el receptor (oyente) decodifica o interpreta el mensaje y procede a dar su respuesta. Este proceso, llamado feed-back, puede producir cambios en el mensaje original y además corregir defectos imprevistos al principio. La respuesta del auditorio puede ser mediante preguntas, gestos de aburrimiento, de aprobación, movimientos molestos en las sillas, etc.



Cualquier inconveniente en alguna de estas etapas se llama ruido o interferencia. Para eliminar este problema, daremos cuatro principios de la comunicación eficiente, llamados “las cuatro C”.



a)       Claro: El mensaje debe ser expuesto en términos sencillos para el auditorio. Palabras técnicas y difíciles producen interferencias en la codificación o en la decodificación.

b)       Conciso: Para que el mensaje no pierda interés por parte del auditorio, debe darse en no más de 20 minutos. “Si un discurso puede darse en una hora, debe programarse para 30 minutos”.

c)       Correcto: Dado el objetivo que se pretende, la transmisión de conocimientos e información, el mensaje no debe ser equivocado.  Podría inducirse a errores al auditorio si la información es errónea.

Tal vez la corrección del mensaje sea el principio más importante destinado a eliminar interferencias en el proceso de la comunicación.

d)       Concreto: Debe enfocarse el tema básico del discurso, sin extenderse en derivaciones del mismo. Dado el breve tiempo de que se dispone, éste debe aprovecharse íntegramente en las ideas principales.



La mayor cantidad de interferencias en el mensaje son producida por alejamientos al tema central, siendo a veces imposible volver al mismo.



 

II  -  PERSUASIVO



No se puede separar en forma absoluta el discurso informativo del persuasivo. Cuando se quiere convencer a alguien, hay que informarlo. Asimismo, cuando se quiere informar algo, en parte estamos persuadiendo.



La diferencia radica en un problema de actitud del orador, ya que cuando informa, tratará solamente de que los oyentes aprendan su explicación. En cambio, el orador que persuade se refiere a las creencias o acciones de los individuos, tratando de actuar como el abogado que convence al jurado.



En este tipo de discurso cobra importancia el principio de la acumulación, es decir, dar distintas ideas sobre el tema, a efectos de convencer más eficazmente.



La coincidencia: Para lograr una actitud positiva de aceptación por parte de los oyentes, debemos internalizar en sus mentes nuestras ideas. Debemos eliminar las ideas contrarias que tengan preestablecidas. El método debe seguir las siguientes etapas:



1 Estudio de la naturaleza humana. Cualquier persona estará dispuesta a aceptar nuestras ideas, siempre que en su mente no surjan ideas contrarias. Siempre dirá que sí, salvo que el orador lo encare en forma deficiente, haciendo nacer esas ideas contrarias; pero en principio esas ideas no tienen por qué existir.



2 Impedir las ideas contrarias. Para ello el orador debe sugestionar al auditorio; de esta manera se logra aceptación total, sin necesidad de demostración.



3 Sinceridad. El discurso debe ser sincero. Para convencer, debe estar convencido.

    

 4 Teoría de Sócrates. El orador debe hacer decir “sí” varias veces al auditorio, durante el discurso. Este “sí” puede ser expreso o tácito en las mentes de los oyentes. Para lograrlo es menester exponer conceptos que sean aceptados por el auditorio. Un buen orador comenzaría por alabar la personalidad y calidad de su auditorio, de modo de lograr una atmósfera de aceptación en los oyentes. En la oratoria privada, también cobra gran importancia esta teoría socrática. Veamos el ejemplo de un vendedor de lavarropas, que usa este método:

    

                -  ¿A Ud. le cansa lavar a mano la ropa?  - Sí

                -  ¿El jabón le perjudica su piel? -  Sí

                -  ¿Tiene Ud. poco tiempo disponible en el día?  - Sí

                -  ¿Desea entonces comprarme un lavarropas?  -  Sí!!



De esta manera logrará ventas que probablemente no conseguiría preguntando directamente: “¿Desea comprarme un lavarropas?”





III – PARA ENTRETENER



Otro tipo de discurso que se da en ciertas ocasiones especiales, es el cómico o de entretenimiento. Como advertencia de tipo genérico, antes de decidirse a ser un orador cómico, hay que auto-evaluarse.



No todas las personas son graciosas; el peligro que se corre es que el auditorio se ría, no del discurso sino del orador.



Sin embargo, no alcanza con “poder” decir discursos cómicos, además hay que respetar una técnica, que se basa en los siguientes principios:



a)       Espíritu humorístico: mediante el desarrollo del “sentido del humor”, se estará en condiciones de encontrar el aspecto gracioso de cualquier situación. Toda persona puede desarrollar el sentido del humor, en algunos casos sólo existe en forma latente, lo que demanda sacarlo a relucir y utilizarlo.

Para no perder el sentido del humor en situaciones enojosas, hay que pensar siempre en lo peor que podría pasarnos; de esta manera no perderemos nuestro buen ánimo y humor en problemas triviales.

b)       Crear situaciones cómicas: Hay una serie de hechos y circunstancias que producen situaciones graciosas. Por ejemplo, una sorpresa, que torna en cómica una situación cualquiera; una incongruencia, como por ejemplo un pordiosero sobre un auto último modelo; la rigidez de ciertas personas; los contrastes o comparaciones, cuando son ridículos, por ejemplo “es alto como el obelisco”.

c)       No reír de los propios chistes: Debe siempre esperarse que se ría el auditorio, sin esbozar siquiera una sonrisa. Si el orador ríe mientras habla, distrae la atención de sus oyentes y les hace perder el hilo del relato.

Pero una vez que el público comienza a reír, el orador puede también unirse a esa risa general.



d)       Cuentos con sentido: deben contarse chistes que guarden relación con el tema central. No vale mucho decir un chiste bueno, si este no tiene vinculación con el tema de conversación.





IV – PRESENTACIÓN DE ORADORES



Es una cuestión que debe ser ágil, sincera y muy breve. Si está bien hecha el orador ganó gran parte de la batalla (el interés del auditorio).



Forma de realizar la presentación:



1) TEMA: El que presenta debe hacer alguna consideración inicial acerca del tema y luego mencionar claramente el título de la exposición.

2) IMPORTANCIA DEL MISMO: El que presenta debe hacer sentir al auditorio que el tema es de su real interés.

3) ORADOR: El que presenta debe hablar de los estudios del orador, de su experiencia, del trabajo que realizó en la materia,..., detenerse, hacer un brevísimo vacío y, luego de creado el suspenso, decir muy claramente su nombre y apellido.



FÓRMULA MNÉMICA PARA RECORDAR CÓMO SE DEBE PRESENTAR A UN ORADOR:



                                                        T     TEMA

                                                         I     Importancia

                                                     O    Orador





V -  DISCURSO CONMEMORATIVO



Son los que tienen como objetivo evocar el recuerdo de alguna persona, hecho o situación. Por lo general, se apoyan en la alabanza hacia lo que se recuerda. En realidad, son una derivación del discurso informativo, ya que no se hace más que brindar una cantidad de conocimientos sobre el objetivo de la conmemoración al auditorio.

El orador, en estas circunstancias, debe seguir los pasos siguientes:



a)       Descripción y alabanza del hecho o persona.

b)       Vincular al auditorio con el objeto de la conmemoración, buscando caracteres y sentimientos comunes.

c)       Incitar al auditorio a seguir el ejemplo de la persona recordada.





VI -  DISCURSO DE BIENVENIDA



Es un discurso que se expone en forma cordial y amable. Debe ser sincero y positivo para el visitante.

El orador debe entender que el agasajado es la figura de ese momento; debe ser modesto y homenajear al visitante. Es preferible un discurso breve y no minucioso.

Por lo general se siguen estas tres etapas en los discursos de bienvenida:



a)       Saludo al recién llegado

b)       Expresar la importancia de la visita al lugar.

c)       Expresar deseos de una permanencia grata y feliz.





VII  DISCURSO INAUGURAL



Se utiliza en cualquier circunstancia en que debe inaugurarse algo. No interesa el objeto sino respetar las técnicas del caso; se adaptan a cualquier inauguración.



a)       Referir el esfuerzo realizado por los que hicieron la obra.

b)       Recuerdo para los pioneros, o para los primeros que pensaron en la obra.

c)       Ventajas que reportará a la sociedad y la alegría de su inauguración.

d)       Agradecimiento por haber sido elegido para exponer el discurso inaugural.

e)       Expresar votos auspiciosos de bienestar y esperanza.





VIII  DISCURSO DE SOBREMESA



Es el tipo de discurso que más requiere la adaptación al auditorio. No se puede programar la forma de decir el discurso si no se sabe el ánimo de los oyentes luego de la comida. Puede ser un discurso humorístico, narrativo, elegante, filosófico, etc.



Pero siempre debe ser ligero y agradable. El contenido puede ser:



a)       Relatar una experiencia personal.

b)       Explicar una observación efectuada

c)       Contar una anécdota, un chiste, etc.

d)       Cualquier otro tema ligero y agradable. Inclusive combinar cualquiera de esos sistemas.





IX  DISCURSO POR RADIO



El orador debe adaptarse a las características administrativas y tecnológicas de este medio de difusión. En primer lugar, las emisoras exigen  que previamente el orador presente por escrito el texto del discurso, que una vez aprobado, debe ser textualmente leído. Es decir, que la improvisación está expresamente prohibida.

En cuanto a las condiciones técnicas, no se puede exigir que el orador sea un experto en radiofonía. Por eso debe recurrir al consejo de los técnicos de la emisora sobre la mejor manera de hablar ante el micrófono (tono de voz, fuerza, etc.).

Por último, están las características psicológicas del auditorio radial. Si bien la audiencia es de millares de persona, ante cada receptor se nuclean pequeños grupos de oyentes. Muchas veces una sola persona atiende el receptor. Esto significa que se forman infinidad de pequeños auditorios, y por lo tanto el orador debe dirigirse a grupos de pocas personas, haciendo abstracción de la gran cantidad del total de oyentes.



El discurso debe tener un tono familiar; no debe hablarse en voz demasiado alta es aconsejable no ser monótono en el tono. Para conseguir el tono familiar, debe imaginarse a un amigo o grupo de amigos al cual se dirige el orador. A efectos de solucionar cualquier error o defecto en el discurso, es aconsejable grabar la audición y no dirigirse directamente al auditorio.





X – DISCURSO POR TELEVISIÓN



A pesar de que pudiera parecer muy similar al discurso radiado, el televisado se parece más al dicho directamente ante el público. En efecto, la cámara descubre cualquier falsedad por parte del orador; el tono debe también ser familiar y en voz no muy alta, pero la posición debe ser completamente natural.



Aquí la improvisación es necesaria, salvo en aquellos discursos especiales en que los datos estadísticos son muy numerosos o cuando cada palabra es medida por sí misma. Recordemos que en la radio, en cambio, la improvisación era vedada.

El orador por televisión puede valerse de ayuda - memoria, pero en este caso debe actuar honestamente y no ocultarlos. La posición puede ser sentado ante una mesa o de pie. Todo movimiento realizado, debe estar previamente estudiado, a efectos de no dejar nada al azar.



Una gran ventaja que ofrece la televisión es que pueden utilizarse ayudas visuales, tal como si fuera un discurso ante el público directamente. En síntesis, en discursos televisados, el orador debe pensar que está ante el público (es observado por todos); pero no debe olvidar que su audiencia se compone de muchos auditorios familiares de pocas personas.





XI  -  DISCURSO FÚNEBRE



Muchas veces el orador se ve enfrentado a la necesidad de decir un discurso de pésame por la muerte de una persona de su conocimiento. Una serie de técnicas son aplicables a cualquier discurso fúnebre, cualquiera sea el difunto.



a)       Expresión de dolor por la irreparable pérdida que significa esa muerta.

b)       Pensamiento filosófico o religioso sobre la muerte y su universalidad.

c)       Relato de las excelencias espirituales y obras de difunto.

d)       Motivar al auditorio a imitarlo en sus virtudes.

e)       Pésame y consuelo para los deudos.

f)        Despedida y votos de beatitud eterna.



“Debe ser un discurso, solemne, retórico, místico y encomiástico”.





XII – DISCURSO DE OTORGAMIENTO DE PREMIO



Además del título puede aplicarse a casos de ofrecimiento de cargos, puestos, funciones, regalos etc.

No debe ser demasiado largo y es aconsejable intercalar algún factor emotivo.

Es posible aplicar la siguientes  reglas:



a)       Razones que inspiraron la decisión del ofrecimiento.

b)       Expresar sentimientos de agrado por el acto de justicia en la decisión.

c)       Augurios de nuevos triunfos

d)       Entrega del premio o dar testimonio de la designación.







XIII – DISCURSO DE AGRADECIMIENTO




Es el discurso que se expone luego del anterior; por supuesto, está a cargo de la persona objeto del premio o designación.

En este caso, deben seguirse las siguientes técnicas:



a)       Expresión emocionada de reconocimiento

b)       Cita de todos aquellos que participaron en el triunfo

c)       Aceptación del premio como símbolo en representación del grupo antes mencionado.

d)       Obligarse a ser merecedores de la distinción en el futuro, prometiendo constante superación.

lA CONVERSACIÓN




El arte de la conversación es la aplicación de la oratoria a las Relaciones Humanas. Ya no se trata de hablar ante auditorios numerosos sobre temas preparados o improvisados, sino de convivir en sociedad.



El hecho de vivir en sociedad implica comunicarse con seres humanos; el hombre que se aísla, fracasa. En consecuencia, el éxito depende en gran parte de la buena conversación.



La importancia de la conversación en la vida diaria se percibe fácilmente al enumerar sus objetivos:



a)       COMUNICACIÓN. Implica transmitir conceptos, ideas o mensajes de una persona a otra. De todos los medios existentes para establecer una buena comunicación (correspondencia, telégrafo, cables), la conversación es el más efectivo y usual. En una clase anterior, donde se explicaban las características del discurso informativo, puede el lector encontrar las propiedades más importantes de la teoría de la comunicación, en un todo aplicables a la conversación.

b)       GANAR AMIGOS. El ser humano necesita de personas a las cuales agradar y al mismo tiempo que le agraden; necesita compañeros para establecer el vínculo con su relación social. La conversación es la forma más efectiva de ganar amigos; por ella llega la persona a comprenderse y estimarse.

c)       INFLUIR EN LOS DEMÁS. Influencia es la capacidad de cambiar la actitud de otra persona, aunque sólo sea potencial. Es decir, el que influye sobre otro, puede hasta determinar las decisiones y acciones de éste. La conversación es el medio más efectivo para influir en los demás; la influencia no siempre es positiva, pues según sea nuestra conversación, podremos alegrar o apenar, construir o destruir, animar o desanimar.

d)       GANAR LA CONFIANZA DE LOS DEMÁS. De la manera de conversar de una persona, puede surgir inseguridad, convicción, capacidad, voluntad, falsedad, etc. Si la conversación es clara, precisa, ordenada, los demás confiarán en esta persona. De la conversación debe surgir que se sabe lo que se dice, y que se cree en ello; los conceptos deben ser expuestos con nitidez y claridad.







TEMAS DE CONVERSACIÓN



Nunca debe irse a una reunión con temas preestablecidos. Es conveniente estar preparado para hablar sobre cualquier tema. Pero hablar sobre algo requiere conocimientos sobre el particular; sin embargo, todos tienen más conocimientos e informaciones de lo que suponen, y esto no debe ser un obstáculo para iniciar una conversación.

La mejor fuente de temas está en la misma persona; para encontrarlos, deben efectuarse las siguientes preguntas:



a)       ¿Por qué experiencia ha pasado?

b)       ¿Qué ha estudiado y leído?

c)       ¿Qué ha soñado y fantaseado?

d)       ¿Cuáles son sus convicciones y creencias?



Pero el hecho de buscar temas en uno mismo no implica de ninguna manera hablar sobre la propia persona. El material debe servir para ser aportado a la conversación inteligente y oportunamente. El lector puede consultar el punto de Elección del Tema en la clase “Organización del Discurso” de este mismo ejemplar.



Otros procedimientos para buscar temas de conversación son:



a)       Lectura. Es la fuente más rica de temas de conversación; debe ser atenta y conciente. Además es conveniente tomar apuntes de las lecturas y resumirlas, a efectos de que ese material no pierda con el tiempo.

b)       Imaginación. Es la auto-elaboración de temas. Debe efectuarse la reflexión sobre todo lo que se oye, ve o lee, acopiando temas para cuando sea necesario. La diferencia con el punto anterior, es que en la simple lectura, sólo se resume material ajeno. En este sistema, la mayor parte es de propia elaboración.

c)       Vocabulario. Nuevamente el léxico es importante. Muchas veces, en la conversación una persona debe pensar “debo decir algo, mas no sé como expresarlo”.



Toda persona que quiera triunfar como orador o conversador, debe cultivar la costumbre de usar el diccionario. Toda palabra nueva cuyo significado no conozca, debe anotarla en un cuaderno especial, con su acepción correcta. Para que esta nueva palabra quede incorporada definitivamente al patrimonio individual, es conveniente utilizarla en varias frases el primer día; haciendo esta práctica, muy difícilmente se olvide.



TÉCNICAS DE CONVERSACIÓN



“Cualquier persona puede conversar, pero no todos son buenos conversadores”.

Esta frase axiomática no debe preocupar a los que quieran tener éxito en la conversación; existe una serie de principios, que debidamente seguidos, mejoran notablemente esta facultad:



a)       Saber escuchar. Conversar no sólo hablar, sino también escuchar al interlocutor. Pero no basta con “hacer que se escucha”, sino practicarlo realmente. Todos los gestos deben dar la impresión de una atención total; ojos, actitud, rostro y todo el cuerpo deben depender de las palabras del interlocutor. En ningún momento hay que distraerse. “Si queremos que nos escuchen, debemos escuchar”.

b)       Hacer preguntas. Es una forma de complementar el principio anterior. Debemos demostrar interés por lo que dice la otra persona, y el hacer preguntas, es índice de que le interesa el tema. Nunca las preguntas deben ser capciosas (con ánimo de ofender o poner en ridículo), sino estimulantes para el interlocutor.

c)       Actuar naturalmente. En la conversación no deben adoptarse ademanes o posiciones ficticias o falsas. Debe ser uno mismo, sinceramente. Gran importancia cobra este principio en cuanto al tono de la voz.

d)       Actuar con tacto. La discreción es la base de toda buena conversación. Las palabras deben ser cuidadosamente seleccionadas y medidas. Debe decirse lo justo y oportuno, con palabras adecuadas.

e)       Darle importancia a la otra persona. Para lograr esto, es necesario seguir las siguientes indicaciones.



1)       No hablar de uno mismo

2)       No estar distraído mientras habla el otro

3)       No interrumpir al interlocutor

4)       No decir palabras ofensivas

5)       No mantener una actitud polémica.



A toda persona le gusta ser escuchada atentamente y que se dé importancia a sus palabras. Por ello, para resultar agradables, es preciso dejar al otro hablar de sí mismo, sin interrumpirlo, y demostrando interés.

a)       Orientar la conversación. Muchas veces la conversación se desarrolla entre más de dos personas, y alguno se evade del tema que realmente interesa a los demás. Sutilmente, debe volver al tema central, y las formas para hacerlo, puede el lector consultarlas en el capítulo de Principios en Oratoria

b)       Acumulación de Ideas. También en la parte de Principios en Oratoria, estudiamos el de Acumulación. Se basa en agregar conceptos diferentes sobre una idea central, de manera de enriquecerla. Este principio es totalmente aplicable en conversaciones grupales, donde cada persona puede aportar conocimientos sobre el tema de conversación.

c)       No hablar del prójimo. Es preferible hablar de cosas que de personas. Mezquinas interpretaciones de las palabras pueden tergiversar por completo los conceptos vertidos. Únicamente en caso de celebridades o personas muy conocidas, pueden hacerse comentarios objetivos sobre sus obras, pero no sobre sus personas. De esta manera se aprende más sin ofender a nadie. Algunos temas de conversación que no sean personales pueden basarse en cualquiera de los cinco canales del pensamiento humano (Jesse Bennett):



1)       Historia:  lo que ha hecho el hombre

2)       Filosofía: lo que ha pensado el hombre

3)       Arte:  lo que ha creado el hombre

4)       Ciencia:  lo que ha descubierto el hombre

5)       Literatura: lo que el hombre ha sentido y expresado en palabras.



a)       Intercalar silencios. Conversar no implica hablar constantemente. Es una actitud inteligente hacer algunos silencios para reflexionar. Sin embargo, el interlocutor no debe entender que en esos silencios hay desanimación por parte de uno.



Pero a veces se producen pausas involuntarias, a causa de un aparente agotamiento del tema. Son instantes molestos y desagradables; una gran virtud del buen conversador es saber romper estas pausas. Una fácil técnica para lograrlo es tener siempre dos o tres preguntas o comentarios para lanzar apenas se produce la pausa. No debe dejarse prolongar demasiado estos silencios involuntarios.



Para que la pausa sea fecunda, debe aprovecharse para pensar en lo que ya se ha dicho buscando posibles aportes nuevos a la conversación. En las pausas, no debe dejarse prolongar demasiado estos silencios involuntarios.



DISCUSIONES



Cómo ganarlas sin ofender al rival.

Como se vio en el capítulo de Principios en Oratoria, la mejor manera de ganar una discusión es evitándola. En toda disputa se lesiona el “ego” del rival, lo cual constituye un error. Al despertar el ego de una persona, ésta se encerrará en sus pensamientos y no dejará paso a otras ideas.

Por lo anterior, y dado que muchas veces existe la necesidad de marcar errores a otras personas, es necesario seguir estas reglas para evitar discusiones, es decir, ganarlas sin ofender:



a)       Permitir  a la otra persona exponer su punto de vista. Al dejar expresar libremente al interlocutor, (para uno, equivocado), se abre una válvula de escape en la otra persona, que ayuda a aflojar tensiones. Cuando está exponiendo sus puntos de vista, no debe ser interrumpido, sino por el contrario estimulado a seguir hablando.

b)       No responder de inmediato. Si se contesta de inmediato, es imposible pensar o reflexionar lo que el otro ha dicho, y es necesario dar esa impresión. Aunque lo que se diga sea lo mismo en los dos casos, haciendo la pausa parece que se ha atendido y razonado la idea del otro.

c)       No ganar en todo. Muchas personas pretenden en una discusión tener el 100% de razón. Debe recordarse aquí que el que mucho desea, poco consigue. Siempre debe buscarse un espacio de acuerdos entre ambas opiniones y no los puntos en discordia. De esta manera, ambos tendrán razón en parte y ninguno quedará resentido.

d)       Amortiguar al rival. Nunca debe agredirse al interlocutor. Si no se está de acuerdo con lo que dice, la mejor forma de iniciar la respuesta es decir: “Sí, pero...” en lugar de “No, de ninguna manera”. Si se emplea la primera fórmula, el rival se siente rebatido totalmente y actuará en consecuencia de la misma manera.

e)       Reconocer propios errores. Si se descubre que la otra persona tiene razón, es inconveniente mantenerse en la primitiva situación. “El hombre que reconoce sus errores, demuestra su genio”.

f)        Salvar el orgullo del otro. En el caso que el interlocutor acepte la posición sustentada por uno, no debe adoptarse una actitud de triunfo, pues en realidad nada se ha ganado. Simplemente se lograría herir al rival, sin ningún beneficio. Es oportuno decirle que cualquiera se puede equivocar, o sugerirle que discuta el caso con otro.



INICIACIÓN DE CONVERSACIONES



Romper el hielo y comenzar a hablar es el aspecto considerado más importante en la técnica de la conversación. La mayoría de las personas fracasan por querer ser perfectos en cuanto a la elección del tema. Temen ser demasiado superficiales o demasiado profundos, y nunca son capaces de comenzar a hablar.



W. James dice que el secreto está en quitar los frenos y dejar que la lengua se exprese natural y espontáneamente. Nunca debe empezarse una conversación con grandes pensamientos. Debe uno ir adentrándose poco a poco en el tema. Es muchas veces oportuno comenzar con simples preguntas que vayan ablandando el ambiente.



Resumiendo, las dos reglas fundamentales para iniciar una conversación son:



a)       No buscar temas profundos, distintos o extraordinarios.

b)       Comenzar con preguntas simples.

Para lograr el interés de la/s otra/s persona/s en el tema elegido, también hay técnicas muy sencillas, a saber:

a)       Despertar la curiosidad. Comenzar con una pregunta o ejemplo que llame la atención del interlocutor. Esto es muy similar a lo que se estudió en el capítulo Organización del Discurso en la parte de Introducción. Las mismas reglas son aplicables al inicio de una conversación.

b)       Pedir que el otro hable de sí mismo. Preguntas como las que siguen estimulan a la otra parte a hablar. Recordemos que a todas las personas les gusta hablar de sí mismas. Por ejemplo “¿Cómo le fue en su último viaje?”; “¿Cuándo termina su último libro?” etc.

c)       Elogiando sinceramente algo del otro. Este principio está basado en los mismos conceptos que el anterior. Por ejemplo. “Su novela me apasionó”, “Su casa es hermosa”, etc.



PRESENTACIONES EN SOCIEDAD



Por lo general, luego de la presentación, ambas partes entran en un mutismo total, difícil de romper.



Si el presentador aporta algún dato sobre la personalidad de los presentados, puede basarse en ese detalle la primera pregunta. Supongamos que dice: “González, ingeniero civil”. Entonces, luego del consabido “mucho gusto”, se puede preguntar algo sobre la profesión del interlocutor.



Si el presentante se remite a los nombres de los presentados y no da a conocer ningún otro dato, debe comenzarse con preguntas sencillas y siempre sobre la personalidad de la otra persona. Por ejemplo: “¿De dónde es Ud.?” , “¿Está de paso por la ciudad? “, etc.

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