miércoles, 4 de noviembre de 2015

“Las mujeres sabias”, de Molière. (fragmento)

“Las mujeres sabias”, de Molière.  (fragmento)


ACTO PRIMERO   La escena, en París, en casa de Crisalio.
ARMANDA.- ¡Cómo! ¡La condición de soltera es la mejor! ¿Acaso lo dudas?
ENRIQUETA.-Pues sí…
ARMANDA.- Me das pena, hermana…
ENRIQUETA.- ¿Por qué te molesta tanto el matrimonio?
ARMANDA.- ¡Dios mío, qué asco! ¡Casarse! ¿No te das cuenta de lo repugnante que es ese estado? ¿Acaso no te estremeces? ¿Has medido bien las terribles consecuencias de esa decisión?
ENRIQUETA.- Las únicas consecuencias que presiento son un marido, una casa, tal vez unos hijos… No creo que eso pueda ofenderle a nadie ni tenga porqué causar ningún tipo de estremecimiento, la verdad.
ARMANDA.- ¿Y te agrada ese panorama?
ENRIQUETA.- No puede hacer nada mejor una mujer enamorada que casarse con el hombre que corresponde a ese amor.
ARMANDA.- ¡Dios mío, de qué baja condición es tu espíritu! ¿Dónde vas a caer cuando te reduzcas a ser la simple compañera de un hombre y madre de unos niños? Deja eso para las personas vulgares y piensa en otro tipo de placeres más nobles, más espirituales y elevados. Ahí tienes el ejemplo de nuestra propia madre que ha dejado de estar sujeta como una esclava a las leyes de su marido para dedicarse por completo a la filosofía, a las ciencias y a la poesía. Es decir, a todo aquello que eleva a los seres humanos por encima de los irracionales y de las bestias.

ENRIQUETA.- Cada uno nacemos para ocupar un puesto sobre la tierra, y no todos tenemos necesariamente que dedicarnos a la filosofía. Mi lugar no es ése al menos y me veo más cómoda cuidando un hogar y haciendo una vida tranquila y familiar. Entiendo que tú no quieras lo que yo quiero, pero deberías al menos tratar de comprender que así, opuestas en nuestras vocaciones, sabremos imitar a nuestra madre: tú por el lado del alma y de los grandes principios y yo por el de lo que tú consideras bajos instintos y groseros placeres. Entrégate en cuerpo y alma a las obras espirituales y luminosas que yo me quedo con las obras de la materia y de la realidad. ¡Qué le vamos a hacer!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario