jueves, 5 de noviembre de 2015

POEMASSSSSSSSSSSSSSSSSSSS


POEMASSSSSSSSS


CANTO VII

Al aia aia
ia ia ia aia ui
Tralalí
Lali lalá

Aruaru
         urulario
Lalilá
Rimbibolam lam lam
Uiaya zollonario
                         lalilá

Monlutrella monluztrella
                                       lalolú
Montresol y mandotrina
Ai ai
          Montesur en lasurido

          Montesol
Lusponsedo solinario
Aururaro ulisamento lalilá
Ylarca murllonía
Hormajauma marijauda

Mitradente
Mitrapausa
Mitralonga
Matrisola
                   matriola

Olamina olasica lalilá
Isonauta
Olandera uruaro
Ia ia campanuso compasedo

Tralalá
Aí ai mareciente y eternauta
Redontella tallerendo lucenario
Ia ia
Laribamba
Larimbambamplanerella

Laribambamositerella
Leiramombaririlanla
                                lirilam
Ai i a
Temporía

Ai ai aia
Ululayu
            lulayu
                      layu yu
Ululayu

            ulayu
                     ayu yu
Lunatando
Sensorida e infimento
Ululayo ululamento

Plegasuena
Cantasorio ululaciente
Oraneva yu yu yo
Tempovío
Infilero e infinauta zurrosía

Jaurinario ururayú
Montañendo oraranía
Arorasía ululacente
Semperiva
                    ivarisa tarirá

Campanudio lalalí
                             Auriciento auronida
Lalalí
          Io ia
iiio

Ai a i a a i i i i o ia

COPLA

¿Qué tienen, niña, tus labios,
que cada vez que los miro
siento con sorpresa grande
que se me estiran los míos.

Estanislao del Campo


EL AMOR

Es llorar y es gozar; rabia y ternura
delirio que a prudencia se parece,
una hoguera encendida que más crece
mientras más se resiste a la bravura.
Un amante es enfermo que no cura,
pero con sus mismas llagas se envanece,
la soledad le agrada y le entristece.
El tiempo es corto y largo, tarda y dura
se halla solo en la estancia concurrida;
si se le habla responde fastidiado,
no hay cosa que no vea parecida
al objeto que causa su cuidado.
¿Qué es el amor, se pregunta? Yo concluyo:
vivir un alma en cuerpo que no es tuyo.

Juan Crisóstomo Lafinur


MODERNA

Yo danzaré en la alfombra de verdura,
ten pronto el vino en el cristal sonoro,
nos beberemos el licor de oro
celebrando la noche y su frescura.

Yo danzaré como tierra pura,
como la tierra yo seré un tesoro,
y en darme pura no hallaré desdoro,
que darse es una forma de la Altura.

Yo danzaré para que todo olvides
y habré de darte la embriaguez que pides
hasta que Venus pase por los cielos.

Más algo acaso te será escondido,
que pagana de un siglo empobrecido
no dejaré caer todos los velos.

Alfonsina Storni


BALAÚA

De oleaje tú de entrega de redivivas muertes
en el la maramor
plenamente amada
tu néctar piel de pétalo desnuda
tus bipanales senos de suave plenaluna
con su eromiel y zumbos y ritmos y mareas
tus tús y más que tús
tan eco de eco mío
y llamarada suya de la muy sacra cripta mía tuya
dame tu balaúa.

Oliverio Girando


CUERPO

Como pájaro que es,
mi dedo tiene un nido
en el puntito de hierba
de tu lunar escondido.

Corretea por tus brazos
pica tu labio florido,
y silba de un seno a otro
la dicha de su silbido.

Agua tiene en el hoyuelo
de tu botoncito hundido.

José Pedroni


TANKAS I

Alto en la cumbre
todo el jardín es luna,
luna de oro.
Más precioso es el roce
de tu boca en la sombra.

Jorge Luis Borges


AMANTES

una flor
        no lejos de la noche
        mi cuerpo mudo
se abre
    a la delicada urgencia del rocío.

Alejandra Pizarnik


LA ERÓTICA
(fragmento)

Tuve un segundo encuentro en el Tuyú
junto al mar que bramaba como un toro
y en cierto mediodía de salitre.
Acostado en las algas vi al Amor
doble y uno en su forma de andrógino admirable:
la parte del Varón (crines y bronces)
y la de la Mujer (plumas y rosas)
buscaban la unidad en un abrazo
de dos metales puestos en crisol.
Y digo que, a mi vista, la región de la hembra
se iba trocando en la región del macho
y la del macho en la de la mujer,
las crines y las plumas en fusión,
los bronces y las rosas confundidos,
hasta no ser ni el macho ni la hembra,
sino los dos en uno y en ninguno.
Con el primer encuentro se puede hablar de Amor:
con el segundo nace la Erótica infinita.

Leopoldo Marechal


El amor es un asunto de entrañas. Un vértigo sagrado
en el follaje glandular.

Cuando un pecho calza en otro pecho,
cuando una mirada entra milenariamente en otra
todo el universo se ajusta.

Entonces la gloria es una cama
unas sábanas que tienden el misterio.

Leda Valladares


CEREMONIA RECURRENTE

El animal totémico con sus uñas de luz,
los ojos que junta la oscuridad debajo de la cama,
el ritmo misterioso de tu respiración, la sombra
que tu sudor dibuja en el olfato ,el día ya inminente.
Entonces me enderezo, todavía batido por las aguas
del sueño,
vuelvo de un continente a medias ciego
donde también estabas tú pero eras otra,
y cuando te consulto con la boca y los dedos, recorro
el horizonte de tus flancos
(dulcemente te enojas, quieres seguir durmiendo, me dices
bruto y tonto,
te debates riendo, no te dejas tomar pero ya es tarde,
un fuego
de piel y de azabache, las figuras del sueño)
el animal totémico a los pies de la hoguera
con sus uñas de luz y sus alas de almizcle.

Y después despertamos y es domingo y febrero.

Julio Cortázar


ORACIÓN

Habítame, penétrame.
Sea tu sangre una con mi sangre.
Tu boca entre mi boca.
Tu corazón agrande el mío hasta estallar...
Desgárrame.
Caigas entera en mis entrañas.
Anden tus manos en mis manos.
Tus pies caminen en mis pies, tus pies.
Árdeme, árdeme.
Cólmeme tu dulzura.
Báñeme tu saliva el paladar.
Estés en mí como está la madera en el palito.
Que ya no puedo así, con esta sed
quemándome.

Con esta sed quemándome.

La soledad, sus cuervos, sus perros, sus pedazos.

Juan Gelman

Decidme, dama graciosa,
qué es cosa y cosa.

Decid qué es aquello tieso
con dos limones al cabo,
barbado a guisa de nabo,
blando y duro como hueso;
de corajudo y travieso
lloraba leche sabrosa:
¿qué es cosa y cosa?

¿Qué es aquello que se lanza
por las riberas del Júcar?
Parece caña de azúcar,
aunque da botes de lanza;
hiere, sin tomar venganza
de la parte querellosa;
¿qué es cosa y cosa?

Aquel ojal que está hecho
junto de Fuenterrabía,
digáisme, señora mía:
¿cómo es ancho siendo estrecho?
Y ¿por qué, mirando al techo,
es su fruta más sabrosa?
¿qué es cosa y cosa?

¿Por qué vuela pico a viento,
y sin comer hace papo?
¿Por qué, cuanto más le atapo,
más se abre de contento?
Y, si es tintero de asiento,
¿cómo bulle y no reposa?
¿qué es cosa y cosa?


Atribuido con escasas pruebas a Góngora. Finales siglo XVI.


SAFO

Un igual a los dioses me parece
el hombre aquel que frente a ti se sienta
de cerca y cuando dulcemente hablas
te escucha, y cuando ríes
seductora. Esto -no hay duda- hace
mi corazón volcar dentro del pecho.
Miro hacia ti un instante y de mi voz
ni un hilo ya me acude,
la lengua quede inerte y un sutil
fuego bajo la peil fluye ligero
y con mis ojos nada alcanzo a ver
y zumban mis oídos;
me desborda el sudor, toda me invade
un temblor, y más pálida me vuelvo
que la hierba. No falta -me parece-
mucho para estar muerta.



CATULO

Gorrioncito, joya de mi pequeña,
con quien juega, al que resguarda en el seno,
al que suele dar la yema del dedo
y le incita desgarrados mordiscos:
cuando a mi deseo resplandeciente
le place tornarse alegre y aliviarse
de sus cuitas, para aplacar su ardor,
¡cuánto me gustaría, como hace ella,
jugar contigo y desterrar las penas
lejos de mi triste ánimo!
Me es tan grato como a la niña el fruto
doradito que soltó el ceñidor
que tanto tiempo permaneció atado.



RAFAEL ALBERTI

Por allí hondo, una humedad ardiente;
blando, un calor oscuro el que allí hervía;
sofocado anhelar el que se hundía,
doblándose y muriendo largamente.

Labios en labios que no ataca diente
lengua en garganta que se corta, umbría;
áspero alrededor, fiera porfía
por morder lo imposible de la fuente.

Fiera porfía, ya que ni a la hembra
más hembra ni al varón más varón dieron
otra cumbre que ser sembrado y siembra,

pues lo demás, ¡Oh cuerpos desvelados!
son fulgores que al alba se perdieron
en un súbito arder, desesperados.



VICENTE ALEXAINDRE

No me digas que esta noche tu presencia murmurada,
tu casi invisible presencia,
de tan rumorosa que me eres,
de tan silenciosa y sonreída que esta noche te siento.
Aquí, tendida a mi lado,
como casi una nota musical suspendida;
en medio del silencio de la noche,
cuando nadie sospecha tu presencia, una luz
que silenciosa, que adelgazadamente ha irrumpido.

Dime. Callemos... ¿Qué es el amor? Vivirnos.
Vivirnos día a día. Son años, Son un minuto. Son el inmóvil
discurrir de la vida.
Quietos,
vemos pasar el tiempo. Corriente
parada, paradísima, milagrosa, donde tú estás eternamente juvenil.
mientras yo te contemplo, yo me vivo, trabajo,
amaso mi vida contra aquello que pasa. Soy lo que pasa.
Pero no paso, abrazado
a ti, a tu estar, a tu sonreír, a tu existir sin medida.
Oh silencio suspenso donde milagrosamente una nota resuena.
Una gota de agua que en la oscuridad nunca cede,
nunca cae, y en la cueva indecible misteriosamente brilla.
Brillo, vida, amor mío, presente continuo que en la cueva
del amor me recrea.
Oigo fuera los tiempos. Oigo el embate cruel de las
amontonadas espumas,
y siento aquí el aire parado, el frío delgado del aire inmóvil
de la cueva sublime,
y allí tú, delicada perla que por siglos viniste,
gota mirífica donde con el solo brillo interior
interminablemente resplandeces.

Carne, alma mía, verdad concreta, cuerpo precioso.
Clara tú, clara siempre, que a mí dadivosamente has sido pronunciable.
Pronunciarte, decirte, con tu bulto adorarte,
montón real, continuamente vivido como una verdad
confesada.
Mi confesión, mi dulce ser, mi dulce estar, mi vida sola,
tú, mi perpetua manifestación hasta el fin de mi vida.



RAFAEL ALBERTI

Rubios, pulidos senos de Amaranta,
por una lengua de lebrel limados.
Pórticos de limones, desviados
por el canal que asciende a tu garganta.

Rojo, un puente de rizos se adelanta
e incendia tus marfiles ondulados.
Muerde, heridor, tus dientes desangrados,
y corvo, en vilo, al viento te levanta.

La soledad, dormida en la espesura,
calza su pie de céfiro y desciende
del olmo alto al mar de la llanura.

Su cuerpo en sombra, oscuro, se le enciende,
y gladiadora, como un ascua impura,
entre Amaranta y su amador se tiende.



MIGUEL HERNANDEZ

¿Qué exaltaré en la tierra que no sea algo tuyo?
A mi lecho de ausente me echo como a una cruz
de solitarias lunas del deseo, y exalto
la orilla de tu vientre.

Clavellina del valle que provocan tus piernas.
Granada que ha rasgado de plenitud su boca.
Trémula zarzamora suavemente dentada
donde vivo arrojado.

Arrojado y fugaz como el pez generoso,
ansioso de que el agua, la lenta acción del agua
lo devaste: sepulte su decisión eléctrica
de fértiles relámpagos.

Aún me estremece el choque primero de los dos;
cuando hicimos pedazos la luna a dentelladas,
impulsamos las sábanas a un abril de amapolas,
nos inspiraba el mar.

Soto que atrae, umbría de vello casi en llamas,
dentellada tenaz que siento en lo más hondo,
vertiginoso abismo que me recoge, loco
de la lúcida muerte.

Túnel por el que a ciegas me aferro a tus entrañas.
Recóndito lucero tras una madreselva
hacia donde la espuma se agolpa, arrebatada
del íntimo destino.

En ti tiene el oasis su más ansiado huerto:
el clavel y el jazmín se entrelazan, se ahogan.
De ti son tantos siglos de muerte, de locura
como te han sucedido.

Corazón de la tierra, centro del universo,
todo se atorbellina, con afán de satélite
en torno a ti, pupila del sol que te entreabres
en la flor del manzano.

Ventana que da al mar, a una diáfana muerte
cada vez más profunda, más azul y anchurosa.
Su hálito de infinito propaga los espacios
entre tú y yo y el fuego.

Trágame, leve hoyo donde avanzo y me entierro.
La losa que me cubra sea tu vientre leve,
la madera tu carne, la bóveda tu ombligo,
la eternidad la orilla.

En ti me precipito como en la inmensidad
de un mediodía claro de sangre submarina,
mientras el delirante hoyo se hunde en el mar,
y el clamor se hace hombre.

Por ti logro en tu centro la libertad del astro.
En ti nos acoplamos como dos eslabones,
tú poseedora y yo. Y así somos cadena:
mortalmente abrazados.



VICENTE HUIDOBRO

Y Adán abrazó a EVA
Y al estrecharla entre sus brazos
Creyó que abrazaba toda la tierra.
Y allí, en medio de los campos,
Debajo de las ramas,
En pleno contacto con la tierra se juntaron
Sus cuerpos y sus almas,
Y Eva sintió que rugían
De placer sus entrañas
Cuando Adán afiebrado vertía
En ella el germen de la vida.
¡Oh instante solemne y profundo!
Instante supremo
Más grande que todo el universo
¡Oh apertura del amor en el mundo!



FEDERICO GARCÍA LORCA

Lucía Martínez.
Umbría de seda roja.
Tus muslos como la tarde
van de la luz a la sombra.

Los azabaches recónditos
oscurecen tus magnolias.
Aquí estoy, Lucía Martínez.
Vengo a consumir tu boca

y arrastrarte del cabello
en madrugada de conchas.
Porque quiero, y porque puedo.
Umbría de seda roja.



JUAN RAMÓN JIMENEZ

Cuando huía, en un vuelo de tocas trastornada,
de la impetuosa voluntad de mi deseo,
se refugiaba en un rincón, como una gata…
pero sus uñas eran más dulces que mis besos…
se le venía el velo hasta los ojos mágicos;
surgían leves rizos del cortado cabello,
rizos que descubrían un jardín imprevisto,
¡aquellos rizos de oro en los ojos inmensos!
Y en la proximidad ardiente del placer de su carne

Me incendiaba el olor de todos sus secretos,
aquel olor más fuerte para mí…y para ella…
¡que el olor de los lirios y el olor del incienso!



MIGUEL HERNANDEZ

El amor ascendía entre nosotros
como la luna entre las dos palmeras
que nunca se abrazaron.

El íntimo rumor de los dos cuerpos
hacia el arrullo un oleaje trajo,
pero la ronca voz fue atenazada.
Fueron pétreos los labios.

El ansia de ceñir movió la carne,
esclareció los huesos inflamados,
pero los brazos al querer tenderse
murieron en los brazos.

Pasó el amor, la luna, entre nosotros
y devoró los cuerpos solitarios.
Y somos dos fantasmas que se buscan
y se encuentran lejanos.



CATULO

Cinta abismal
es tu lengua
acierto de vigilia
dejándose llevar
por el lascivo
inquieto
travieso
viento moreno
de mis muslos
Hebra de agua tibia
descubriendo
mis pechos despiertos
piruetea con la gana
que el espejo refleja
en una marejada
de pulsos agitados
Lápiz de filo diligente
perfilando mi abertura
que se explaya
enardece
y grita
soltando su vena
salpicando los sentidos
Voluntad de labios
sometiendo
labios a su voluntad
Anzuelo que pesca
sujeta
y
vuela
con mi carne
al punto preciso
donde el resuello
dice
que termina
y
la quietud
clama
por nacer.



NICOLÁS GUILLÉN

La tarde abandonada gime deshecha en lluvia.
Del cielo caen recuerdos y entran por la ventana.
Duros suspiros rotos, quimeras lastimadas.
Lentamente va viniendo tu cuerpo.
Llegan tus manos en su órbita
de aguardiente de caña;
tus pies de lento azúcar quemados por la danza,
y tus muslos, tenazas del espasmo,
y tu boca, sustancia
comestible y tu cintura
de abierto caramelo.
Llegan tus brazos de oro, tus dientes sanguinarios;
de pronto entran tus ojos traicionados;
tu piel tendida, preparada
para la siesta:
tu olor a selva repentina; tu garganta
gritando –no sé, me lo imagino-, gimiendo
-no sé, me lo figuro-, quemándose- no sé, supongo, creo;
tu garganta profunda
retorciendo palabras prohibidas.
Un río de promesas
desciende de tu pelo,
se demora en tus senos,
cuaja al fin en un charco de melaza en tu vientre,
viola tu carne firme de nocturno secreto.
Carbón ardiente y piedra de horno
en esta tarde fría de lluvia y de silencio.



JUAN RAMÓN JIMENEZ

Vivo olvidado
de mi cuerpo.
Cuando miro la aurora,
confusamente lo recuerdo bello,
cual si estuviera
fuera de mí y muy lejos.

Más cuando tú me coges
me lo siento
todo,
duro, suave, dibujado, lleno,
y gozo de él en ti y en mí,
contigo, descubierto, en su secreto.



PORFIRIO BARBA JACOB

Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos,
que nos depara en vano su carne la mujer:
tras de ceñir un talle y acariciar un seno,
la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer.



PIERRE LOUYS

Como en mis entrañas
nunca habrá un dolor
sé tu el pequeñuelo
que busca el pezón



JORGE ROBLEDO ORTIZ

Para cantar tus senos,
imaginé la forma
de redondear dos veces la misma castidad.

Quisé cantar "el yunque
donde forjas la vida"
y todos mis sentidos llegaron a cantar.

Entonces me di cuenta
de que el poema estaba
en el límite exacto del pecado mortal.



FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO

El tigre macho roza su lujuria
sobre la hembra que la espalda arquea,
su vientre sobre el lomo se recrea,
muerde la nuca en controlada furia.

Así quiero asaltarte yo en el suelo,
adosando a tu espalda mi figura,
estrujando tus senos con ternura,
y entrando a tí, mordiéndote en el pelo.



TOMÁS DE IRIARTE

Con licencia, señora, de ese pelo
que en rubias ondas llega a la cintura,
y de esos ojos cuya travesura
ardor infunde al pecho más de hielo;

con licencia del talle, que es modelo
propuesto por Cupido a la hermosura,
y de esa grata voz cuya dulzura
de un alma enamorada es el consuelo,

juro que nada en tu persona he visto
como el culo que tienes, soberano,
grande, redondo, grueso, limpio, listo;

culo fresco, suavísimo, lozano;
culo, en fin, que nació, ¡fuego de Cristo!,
para el mismo Pontífice romano.



MIGUEL OSCAR MENASSA

Abre las piernas, amor mío.
Tu voz rozando mi cuello, mis pezones,
mi bajo vientre acongojado por el amor,
se cuela entre los pliegues de mi sexo,
húmedo y estremecido sexo del encuentro.
Abre las piernas, amor mío,
abre esas piernas, hembra mansa,
da un paso más, olvídate de ti.
El viento se detiene en el vértigo,
arranca mi piel en destellos de luz.
Cuando regreso, despeinada y maltrecha,
me sonríes desde la blancura de una página.
Abre las piernas, amor mío,
abre las piernas como para volar,
abre las piernas, amor mío,
demos un paso más…



GABRIELA MISTRAL

Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.

Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.

Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.

Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.

Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.

Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.

Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios, la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.

Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.

Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.

Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.

¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenaron sé de lágrimas tus ojos.

¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y qué viste después...? Sangre en mis labios.

Yo te enseñe a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.



VICENTE HUIDOBRO

Mujer el mundo está amueblado por tus ojos
Se hace más alto el cielo en tu presencia
La tierra se prolonga de rosa en rosa
Y el aire se prolonga de paloma en paloma
Al irte dejas una estrella en tu sitio
Dejas caer tus luces como el barco que pasa
Mientras te sigue mi canto embrujado
Como una serpiente fiel y melancólica
Y tú vuelves la cabeza detrás de algún astro
¿Qué combate se libra en el espacio?
Esas lanzas de luz entre planetas
Reflejo de armaduras despiadadas
¿Qué estrella sanguinaria no quiere ceder el paso?
En dónde estás triste noctámbula
Dadora de infinito
Que pasea en el bosque de los sueños
Heme aquí perdido entre mares desiertos
Solo como la pluma que se cae de un pájaro en la noche
Heme aquí en una torre de frío
Abrigado del recuerdo de tus labios marítimos
Del recuerdo de tus complacencias y de tu cabellera
Luminosa y desatada como los ríos de montaña
¿Irías a ser ciega que Dios te dio esas manos?
Te pregunto otra vez
El arco de tus cejas tendido para las armas de los ojos
En la ofensiva alada vencedora segura con orgullos de flor
Te hablan por mí las piedras aporreadas
Te hablan por mí las olas de pájaros sin cielo
Te habla por mí el color de los paisajes sin viento
Te habla por mí el rebaño de ovejas taciturnas
Dormido en tu memoria
Te habla por mí el arroyo descubierto
La yerba sobreviviente atada a la aventura
Aventura de luz y sangre de horizonte
Sin más abrigo que una flor que se apaga
Si hay un poco de viento
Las llanuras se pierden bajo tu gracia frágil
Se pierde el mundo bajo tu andar visible
Pues todo es artificio cuando tú te presentas
Con tu luz peligrosa
Inocente armonía sin fatiga ni olvido
Elemento de lágrima que rueda hacia adentro
Construido de miedo altivo y de silencio
Haces dudar al tiempo
Y al cielo con instintos de infinito
Lejos de ti todo es mortal
Lanzas la agonía por la tierra humillada de noches
Sólo lo que piensa en ti tiene sabor a eternidad
He aquí tu estrella que pasa
Con tu respiración de fatigas lejanas
Con tus gestos y tu modo de andar
Con el espacio magnetizado que te saluda
Que nos separa con leguas de noche
Sin embargo te advierto que estamos cosidos
A la misma estrella
Estamos cosidos por la misma música tendida
De uno a otro
Por la misma sombra gigante agitada como árbol
Seamos ese pedazo de cielo
Ese trozo en que pasa la aventura misteriosa
La aventura del planeta que estalla en pétalos de sueño
En vano tratarías de evadirte de mi voz
Y de saltar los muros de mis alabanzas
Estamos cosidos por la misma estrella
Estás atada al ruiseñor de las lunas
Que tiene un ritual sagrado en la garganta
Qué me importan los signos de la noche
Y la raíz y el eco funerario que tengan en mi pecho
Qué me importa el enigma luminoso
Los emblemas que alumbran el azar
Y esas islas que viajan por el caos sin destino a mis ojos
Qué me importa ese miedo de flor en el vacío
Qué me importa el nombre de la nada
El nombre del desierto infinito
O de la voluntad o del azar que representan
Y si en ese desierto cada estrella es un deseo de oasis
O banderas de presagio y de muerte
Y ese beso que hincha la proa de tus labios
Y esa sonrisa como un estandarte al frente de tu vida
Y ese secreto que dirige las mareas de tu pecho
Dormido a la sombra de tus senos
Si tú murieras
Las estrellas a pesar de su lámpara encendida
Perderían el camino
¿Qué sería del universo?



MIGUEL HERNANDEZ

Boca que arrastra mi boca:
boca que me has arrastrado:
boca que vienes de lejos
a iluminarme de rayos.

Alba que das a mis noches
un resplandor rojo y blanco.
Boca poblada de bocas:
pájaro lleno de pájaros.
Canción que vuelve las alas
hacia arriba y hacia abajo.
Muerte reducida a besos,
a sed de morir despacio,
das a la grama sangrante
dos fúlgidos aletazos.
El labio de arriba el cielo
y la tierra el otro labio.

Beso que rueda en la sombra:
beso que viene rodando
desde el primer cementerio
hasta los últimos astros.
Astro que tiene tu boca
enmudecido y cerrado
hasta que un roce celeste
hace que vibren sus párpados.

Beso que va a un porvenir
de muchachas y muchachos,
que no dejarán desiertos
ni las calles ni los campos.

¡Cuánta boca enterrada,
sin boca, desenterramos!

Beso en tu boca por ellos,
brindo en tu boca por tantos
que cayeron sobre el vino
de los amorosos vasos.
Hoy son recuerdos, recuerdos,
besos distantes y amargos.

Hundo en tu boca mi vida,
oigo rumores de espacios,
y el infinito parece
que sobre mí se ha volcado.

He de volverte a besar,
he de volver, hundo, caigo,
mientras descienden los siglos
hacia los hondos barrancos
como una febril nevada
de besos y enamorados.

Boca que desenterraste
el amanecer más claro
con tu lengua. Tres palabras,
tres fuegos has heredado:
vida, muerte, amor. Ahí quedan
escritos sobre tus labios.



FRANCISCO DE QUEVEDO

Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.

Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.

Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero parasismo,
enfermedad que crece si es curada.

Éste es el niño Amor, éste es tu abismo:
mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo.



GONZALO ROJAS

Bello es dormir al lado de una mujer hermosa,
después de haberla conocido
hasta la saciedad. Bello es correr desnudo
tras ella, por el césped
de los sueños eróticos.

Pero es mejor velar, no sucumbir
a la hipnosis, gustar la lucha de las fieras
detrás de la maleza, con la oreja pegada
a la espalda olorosa,
la mano como víbora en los pechos
de la durmiente, oírla
respirar, olvidada de su cuerpo desnudo.

Después, llamar a su alma
y arrancarla un segundo de su rostro,
y tener la visión de lo que ha sido
mucho antes de dormir junto a mi sangre,
cuando erraba en el éter,
como un día de lluvia.

Y, aún más, decirle: "Ven,
sal de tu cuerpo. Vámonos de fuga.
Te llevaré en mis hombros, si me dices
que, después de gozarte y conocerte,
todavía eres tú, o eres la nada".

Bello es oír su voz: -"'Soy una parte
de ti, pero no soy
sino la emanación de tu locura,
la estrella del placer, nada más que el fulgor
de tu cuerpo en el mundo".

Todo es cosa de hundirse,
de caer hacia el fondo, como un árbol
parado en sus raíces, que cae, y nunca cesa
de caer hacia el fondo.



DINA POSADA

Es tu lengua
acierto de vigilia
dejándose llevar
por el lascivo
inquieto
travieso
viento moreno
de mis muslos

Hebra de agua tibia
descubriendo
mis pechos despiertos
piruetea con la gana
que el espejo refleja
en una marejada
de pulsos agitados

Lápiz de filo diligente
perfilando mi abertura
que se explaya
enardece
y grita
soltando su vena
salpicando los sentidos

Voluntad de labios
sometiendo
labios a su voluntad

Anzuelo que pesca
sujeta
y
vuela
con mi carne

al punto preciso

donde el resuello
dice
que termina
y
la quietud
clama

Por nacer 




(Daniel Viglietti)
Abriendo el tímpano me vuelvo prólogo
y a los acústicos oyentes múltiples
les cuento rápido mi entrada orgánica
al ancho círculo del clan esdrújulo

donde la antípoda de lo catártico
lo antepenúltimo es tan novísimo
que ataca al óxido de lo tiránico
y a lo retrógrado lo deja mínimo.
…………………………..
Las agujas de un reloj

(Daniel Viglietti)
Las agujas de un reloj se inauguran, se saludan,
se persiguen, se adelantan, se consiguen, se anochecen,
se iluminan, se desvelan, se seducen, se retardan,
se acarician, se cohabitan, se poseen y se exploran,
se enamoran.

Las agujas de un reloj se despiertan, se trabajan,
se vinculan, se enardecen, se entrecruzan, se aguijonan,
se compiten, se onanizan, se resisten, se interrogan,
se lastiman, se dan vuelta, se equilibran, se perdonan,
se dan tiempo.

Las agujas de un reloj se concilian y se atascan,
se emparentan, se entrelazan, se embarazan, se infidelan,
se anteponen, se desatan, se penetran, se rebelan,
se oscurecen, se ladean, se separan, se detienen,
se dan cuerda.

Las agujas de un reloj mimetizan, desesperan,
se dan cita, se discuten, se saturan, se pelean,
se nostalgian, se emparejan, se erotizan, se retienen,
se liberan, se involucran, se coinciden, se cuestionan,
se tic tac tic tac tic tac tic tac tic tac,
se relojean.

Las agujas de la vida,
vos y yo.

………………
Eres un peligro público
un hecho empírico
a la vez que un cuerpo mágico
una fuente de calor en pleno ártico
acordarme de ti es sintomático
tu amor es tan orgánico
llorar es automático
sin ti me vuelvo estático
como un jersey eléctrico
que atrae todo el confeti que se cae
en cada fin de año
y soy un actor trágico
y estoy rígido y lánguido
el papel es esperpéntico
me toca hacer de estúpido otra vez
rompo un espejo sin querer
del callejón del gato
tu cama es algo sísmico
tu voz, un sol magnético
yo soy alérgico a tu adiós
tu cuerpo es mi antibiótico
quizás perder la razón sea lo más lógico
cuando huelo tu perfume por la calle
es catártico y lisérgico
porque sé que te vas
y yo con cara de esdrújulo, no hay más
la esperanza es llana
y no se ve el final

rutina es mi anestésico
un amigo es un balsámico
el futuro va de incóginto
escondido en los vagones de un tal vez
tengo claro que olvidar es lo más práctico

Mi susto fue mayúsculo
al saber que otros volaban por tu piel
es terrorífico pensar
que ellos ocupan mi lugar

histórico y veraz
es cada beso que me das
cuando huelo tu perfume por la calle
es catártico y lisérgico

porque sé que te vas
y yo con cara de esdrújulo, no hay más
la esperanza es llana
y no se ve el final

en un renglón tu palabra más aguda es un adiós
a este profesor no le queda corazón

sé que te vas
y yo con cara de esdrújulo, no hay más
la esperanza es llana
y no se ve el final

en un renglón tu palabra más aguda es un adiós
a este profesor no le queda corazón

eres un peligro púbico
un hecho empírico
a la vez que un cuerpo mágico
una fuente de calor en pleno ártico
acordarme de ti es sintomático
………………….

CERTIFICADO DE EXISTENCIA m Benedetti


                              Ah ¿quién me salvara de existir)
                              Fernando Pessoa

     Dijo el fulano presuntuoso /
     hoy en el consulado
     obtuve el habitual
     certificado de existencia

     consta aquí que estoy vivo
     de manera que basta de calumnias

     este papel soberbio / irrefutable
     atestigua que existo

     si me enfrento al espejo
     y mi rostro no está
     aguantaré sereno
     despejado

     ¿no llevo acaso en la cartera
     mi recién adquirido
     mi flamante
     certificado de existencia?

     vivir / después de todo
     no es tan fundamental
     lo importante es que alguien
     debidamente autorizado
     certifique que uno
     probadamente existe

     cuando abro el diario y leo
     mi propia necrológica
     me apena que no sepan
     qu estoy en condiciones
     de mostrar dondequiera
     y a quien sea
     un vigente prolijo y minucioso
     certificado de existencia

     existo
     luego pienso

     ¿cuántos zutanos andan por la calle
     creyendo que están vivos
     cuando en rigor carecen del genuino
     irremplazable
     soberano
     certificado de existencia?
……
Tiempo sin tiempo
M Benedetti
Preciso tiempo necesito ese tiempo 
que otros dejan abandonado
 
porque les sobra o ya no saben
 
que hacer con él
 
tiempo
 
en blanco
 
en rojo
 
en verde
 
hasta en castaño oscuro
 
no me importa el color
 
cándido tiempo
 
que yo no puedo abrir
 
y cerrar
 
como una puerta

tiempo para mirar un árbol un farol 
para andar por el filo del descanso
 
para pensar qué bien hoy es invierno
 
para morir un poco
 
y nacer enseguida
 
y para darme cuenta
 
y para darme cuerda
 
preciso tiempo el necesario para
 
chapotear unas horas en la vida
 
y para investigar por qué estoy triste
 
y acostumbrarme a mi esqueleto antiguo

tiempo para esconderme 
en el canto de un gallo
 
y para reaparecer
 
en un relincho
 
y para estar al día
 
para estar a la noche
 
tiempo sin recato y sin reloj

vale decir preciso 
o sea necesito
 
digamos me hace falta
 
tiempo sin tiempo.

…………….

Gustavo Adolfo Bécquer

Rima 79 (XII). Porque son, niña, tus ojos

Porque son, niña, tus ojos
Verdes como el mar, te quejas;
Verdes los tienen las náyades,
Verdes los tuvo Minerva,
Y verdes son las pupilas
De las hourís del Profeta.

El verde es gala y ornato
Del bosque en la primavera;
Entre sus siete colores
Brillante el Iris lo ostenta,
Las esmeraldas son verdes;
Verde el color del que espera,
Y las ondas del océano
Y el laurel de los poetas.

Es tu mejilla temprana
Rosa de escarcha cubierta,
En que el carmín de los pétalos
Se ve al través de las perlas.

Y sin embargo,
Sé que te quejas
Porque tus ojos
Crees que la afean,
Pues no lo creas.

Que parecen sus pupilas
Húmedas, verdes e inquietas,
Tempranas hojas de almendro
Que al soplo del aire tiemblan.

Es tu boca de rubíes
Purpúrea granada abierta
Que en el estío convida
A apagar la sed con ella,

Y sin embargo,
Sé que te quejas
Porque tus ojos
Crees que la afean,
Pues no lo creas.

Que parecen, si enojada
Tus pupilas centellean,
Las olas del mar que rompen
En las cantábricas peñas.

Es tu frente que corona,
Crespo el oro en ancha trenza,
Nevada cumbre en que el día
Su postrera luz refleja.

Y sin embargo,
Sé que te quejas
Porque tus ojos
Crees que la afean:
Pues no lo creas.

Que entre las rubias pestañas,
Junto a las sienes semejan
Broches de esmeralda y oro
Que un blanco armiño sujetan.

Porque son, niña, tus ojos
Verdes como el mar te quejas;
Quizás, si negros o azules
Se tornasen, lo sintieras.
…………….

Amado Nervo


Mater alma

Que tus ojos radien sobre mi destino,
Que tu veste nívea, que la luz orló,
Ampare mis culpas del torvo Dios Trino:
¡Señora, te amo! ¡Ni el grande Agustino
Ni el tierno Bernardo te amaron cual yo!

Que la luna, octante de bruñida plata,
Escabel de plata de tu piel real,
Por mi noche bogue, por mi noche ingrata,
Y en su sombra sea místico fanal.

Que los albos lises de tu vestidura
El erial perfumen de mi senda dura,
Y por ti mi vida brillará tan pura
Cual los lises albos de tu vestidura.

Te daré mis versos: floración tardía;
Mi piedad de niño: floración de abril;
E irán a tu solio, dulce madre mía,
Mis castos amores en blanca theoría,
Con cirio en las manos y toca monjil.
……………….
A solas con todo el mundo


La carne cubre el hueso
Y dentro le ponen
Un cerebro y
A veces un alma,
Y las mujeres arrojan
Jarrones contra las paredes,
Y los hombres beben demasiado
Y nadie encuentra al otro,
Pero siguen buscando
De cama en cama.

La carne cubre el hueso
Y la carne busca algo más de carne.
No hay ninguna posibilidad:
Estamos todos atrapados
Por un destino singular.
Nadie encuentra jamás al otro.

Los tugurios se llenan
Los vertederos se llenan
Los manicomios se llenan
Los hospitales se llenan
Las tumbas se llenan
Nada más se llena.

…………………..

Rubén Darío


Lo fatal
Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
Y más la piedra dura porque esa ya no siente,
Pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
Ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
Y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
Y sufrir por la vida y por la sombra y por
Lo que no conocemos y apenas sospechamos,
Y la carne que tienta con sus frescos racimos,
Y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
Y no saber a dónde vamos,
Ni de dónde venimos.


…………………….

Gabriela Mistral


Ausencia

Se va de ti mi cuerpo gota a gota.
Se va mi cara en un óleo sordo;
Se van mis manos en azogue suelto;
Se van mis pies en dos tiempos de polvo.

¡Se te va todo, se nos va todo!

Se va mi voz, que te hacía campana
Cerrada a cuanto no somos nosotros.
Se van mis gestos, que se devanaban,
En lanzaderas, delante tus ojos.
Y se te va la mirada que entrega,
Cuando te mira, el enebro y el olmo.

Me voy de ti con tus mismos alientos:
Como humedad de tu cuerpo evaporo.
Me voy de ti con vigilia y con sueño,
Y en tu recuerdo más fiel ya me borro.
Y en tu memoria me vuelvo como esos
Que no nacieron ni en llanos ni en sotos.

Sangre sería y me fuese en las palmas
De tu labor y en tu boca de mosto.
Tu entraña fuese y sería quemada
En marchas tuyas que nunca más oigo,
¡Y en tu pasión que retumba en la noche,
Como demencia de mares solos!


¡Se nos va todo, se nos va todo!

ACTIVIDAD; RESUELVA LAS FORMAS DE VIVENCIAR EL AMOR EN CADA POEMA.
DESCUBRA OTRAS PERCEPCIONES DEL AMOR, Y POR OTRA PARTE, LUGARES COMUNES, CLISES EN LA POESÍA AMATORIA.  

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