Los nadies EDUARDO GALEANO
sueńan las pulgas con comprarse un perro y sueńan
los nadies
con salir de pobres, que algún mágico día llueva
de pronto la
buena suerte, que llueva a cántaros la buena
suerte; pero la
buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mańana,
ni nunca, ni en
lloviznita cae del cielo la buena suerte, por
mucho que los nadies la
llamen y aunque les p ’que la mano izquierda, o
se levanten con el
pie derecho, o empiecen el ańo cambiando de
escoba.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueńos de
nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados,
corriendo la liebre,
muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no habían idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en
la crónica roja de la
prensa local.
Los nadies, que cuestan
menos que la bala que los mata.
La cultura del terror/2 DE EDUARDO GALEANO
a extorsión,
el insulto,
la amenaza,
el coscorrón,
la bofetada,
la paliza,
el azote,
el cuarto oscuro,
la ducha helada,
el ayuno obligatorio,
la comida obligatoria,
la prohibición de salir,
la prohibición de decir lo que se piensa,
la prohibición de hacer lo que se siente
y la humillación pública
son algunos de los métodos de penitencia y
tortura tradicionales en
la vida de familia. Para castigo de la
desobediencia y escarmiento de
la libertad, la tradición familiar perpetúa una
cultura del terror que
humilla a la mujer, enseńa a los hijos a mentir y
contagia la peste del
miedo.
- Los derechos humanos tendrían que empezar por
casa -me
comenta, en Chile,
Andrés Domínguez.
SE MATÓ UN TOMATE - ELSA ISABEL BORNEMANN
¡Ay! ¡Qué disparate!
¡Se mató un Tomate!
¿Quieren que les cuente?
Se arrojó en la fuente
sobre la ensalada
recién preparada.
Su rojo vestido
todo descosido,
cayó haciendo arrugas
al mar de lechugas.
Su amigo Zapallo
corrió como un rayo
pidiendo de urgencia
por una asistencia.
Vino el doctor Ajo
y remedios trajo.
llamó a la carrera
a Sal, la enfermera.
Después de sacarlo
quisieron salvarlo
pero no hubo caso:
¡estaba en pedazos!
Preparó el entierro
la agencia «Los Puerros».
Y fue mucha gente...
¿Quieren que les cuente?
Llegó muy doliente
Papa, el presidente
del Club de Verduras,
para dar lectura
de un «Verso al Tomate»
(otro disparate)
mientras, de perfil,
el gran Perejil
hablaba bajito
con un Rabanito.
También el Laurel
(de luna de miel
con Doña Nabiza)
regresó de prisa
en su nuevo yate
por ver al Tomate.
Acaba la historia:
ocho Zanahorias
y un Alcaucil viejo
formaron cortejo
con diez Berenjenas
de verdes melenas,
sobre una carroza
bordada con rosas.
Choclos musiqueros
con negros sombreros
tocaron violines
quenas y flautines,
y dos Ajíes sordos
y Espárragos gordos
con negras camisas,
cantaron la misa.
El diario Espinaca
la noticia saca:
«Hoy, ¡qué disparate!
¡se mató un Tomate!»
Al leer, la Cebolla
lloraba en su olla.
Una Remolacha
se puso borracha.
-¡Me importa un comino!
dijo Don Pepino...
y no habló la Acelga
(estaba de huelga).
¡Se mató un Tomate!
¿Quieren que les cuente?
Se arrojó en la fuente
sobre la ensalada
recién preparada.
Su rojo vestido
todo descosido,
cayó haciendo arrugas
al mar de lechugas.
Su amigo Zapallo
corrió como un rayo
pidiendo de urgencia
por una asistencia.
Vino el doctor Ajo
y remedios trajo.
llamó a la carrera
a Sal, la enfermera.
Después de sacarlo
quisieron salvarlo
pero no hubo caso:
¡estaba en pedazos!
Preparó el entierro
la agencia «Los Puerros».
Y fue mucha gente...
¿Quieren que les cuente?
Llegó muy doliente
Papa, el presidente
del Club de Verduras,
para dar lectura
de un «Verso al Tomate»
(otro disparate)
mientras, de perfil,
el gran Perejil
hablaba bajito
con un Rabanito.
También el Laurel
(de luna de miel
con Doña Nabiza)
regresó de prisa
en su nuevo yate
por ver al Tomate.
Acaba la historia:
ocho Zanahorias
y un Alcaucil viejo
formaron cortejo
con diez Berenjenas
de verdes melenas,
sobre una carroza
bordada con rosas.
Choclos musiqueros
con negros sombreros
tocaron violines
quenas y flautines,
y dos Ajíes sordos
y Espárragos gordos
con negras camisas,
cantaron la misa.
El diario Espinaca
la noticia saca:
«Hoy, ¡qué disparate!
¡se mató un Tomate!»
Al leer, la Cebolla
lloraba en su olla.
Una Remolacha
se puso borracha.
-¡Me importa un comino!
dijo Don Pepino...
y no habló la Acelga
(estaba de huelga).
VICENTE HUIDOBRO
Y Adán abrazó a EVA
Y al estrecharla entre sus brazos
Creyó que abrazaba toda la tierra.
Y allí, en medio de los campos,
Debajo de las ramas,
En pleno contacto con la tierra se juntaron
Sus cuerpos y sus almas,
Y Eva sintió que rugían
De placer sus entrañas
Cuando Adán afiebrado vertía
En ella el germen de la vida.
¡Oh instante solemne y profundo!
Instante supremo
Más grande que todo el universo
¡Oh apertura del amor en el mundo!
GABRIELA MISTRAL
Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.
Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.
Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.
Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.
Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.
Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.
Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios, la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.
Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.
Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.
Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.
¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenaron sé de lágrimas tus ojos.
¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y qué viste después...? Sangre en mis labios.
Yo te enseñe a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.
Y Adán abrazó a EVA
Y al estrecharla entre sus brazos
Creyó que abrazaba toda la tierra.
Y allí, en medio de los campos,
Debajo de las ramas,
En pleno contacto con la tierra se juntaron
Sus cuerpos y sus almas,
Y Eva sintió que rugían
De placer sus entrañas
Cuando Adán afiebrado vertía
En ella el germen de la vida.
¡Oh instante solemne y profundo!
Instante supremo
Más grande que todo el universo
¡Oh apertura del amor en el mundo!
GABRIELA MISTRAL
Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.
Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.
Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.
Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.
Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.
Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.
Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios, la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.
Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.
Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.
Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.
¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenaron sé de lágrimas tus ojos.
¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y qué viste después...? Sangre en mis labios.
Yo te enseñe a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.
FRANCISCO DE QUEVEDO
Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero parasismo,
enfermedad que crece si es curada.
Éste es el niño Amor, éste es tu abismo:
mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo.
Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero parasismo,
enfermedad que crece si es curada.
Éste es el niño Amor, éste es tu abismo:
mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo.
LAS PALABRAS de
A. Pizarnik
Dales la vuelta
cógelas del rabo (chillen putas),
azótalas,
dales azúcar en la boca a las rejegas,
ínflalas, globos, pínchalas,
sórbeles la sangre y tuétanos,
sécalas,
cápalas,
písalas, gallo galante,
tuérceles el gaznate, cocinero,
desplúmalas,
destrípalas, toro,
buey, arrástralas,
hazlas, poeta,
haz que se traguen todas sus
palabras.
Fábulas
de F. Samaniego
Las moscas
A un panal de rica miel
Dos mil Moscas acudieron,
Que por golosas murieron,
Presas de patas en él.
Otra dentro de un pastel
Enterró su golosina.
Así si bien se examina
Los humanos corazones
Perecen en las prisiones
Del vicio que los domina.
La zorra y la cigüeña de F. Samaniego
Una Zorra se empeña
En dar una comida a una
Cigüeña;
La convidó con tales
expresiones,
Que anunciaban sin duda
provisiones
De lo más excelente y
exquisito.
Acepta alegre, va con
apetito;
Pero encontró en la mesa
solamente
jigote claro sobre chata
fuente.
En vano a la comida
picoteaba,
Pues era para el guiso que
miraba
Inútil tenedor su largo pico.
La Zorra con la lengua y el
hocico
Limpió tan bien su fuente,
que pudiera
Servir de fregatriz si a
Holanda fuera.
Mas de allí a poco tiempo,
convidada
De la Cigüeña, halla
preparada
Una redoma de jigote llena;
Allí fue su aflicción, allí
su pena;
El hocico goloso al punto
asoma
Al cuello de la hidrópica
redoma,
Mas en vano, pues era tan
estrecho,
Cual si por la Cigueña fuese
hecho.
Envidiosa de ver que a
conveniencia
Chupaba la del pico a su
presencia,
Vuelve, tienta, discurre,
Huele, se desatina, en fin se
aburre;
Marchó rabo entre piernas,
tan corrida,
Que ni aun tuvo siquiera la
salida
De decir: Están verdes, como
antaño.
También hay para pícaros
engaño.
Selva de ciudad de Alfonsina Storni
En semicírculo
se abre
la selva de casas
unas al lado de las otras,
unas detrás de otras,
unas encima de otras,
todas lejos de todas.
Moles grises que caminan
hasta que los brazos
se les secan
en el aire frío del Sur.
Moles grises que se
multiplican
hasta que la bocanada
de horno del Norte
les afloja las
articulaciones.
Siempre haciendo el signo
de la cruz.
Reproduciéndose por ángulos
Con las mismas ventanas
De juguetería.
Las mismas azoteas rojizas.
Las mismas cúpulas pardas.
Los mismos frentes
desteñidos.
Las mismas rejas sombrías.
Los mismos buzones rojos.
Las mismas columnas negras.
Los mismos focos amarillos.
Debajo de los techos,
otra selva,
una selva humana,
debe moverse;
pero no en línea recta.
Troncos extraños,
de luminosas copa,
se agitan indudablemente
movidas por un viento
que no silba.
Pero no alcanzo sus
actitudes,
no oigo sus palabras,
ni veo el resplandor
de sus ojos.
Son muy anchas las paredes
Muy espesos los techos.
Las palabras de Mario Benedetti
No me gaste las palabras
no cambie el significado
mire que lo que yo quiero
lo tengo bastante claro
no cambie el significado
mire que lo que yo quiero
lo tengo bastante claro
si usted habla de progreso
nada más que por hablar
mire que todos sabemos
que adelante no es atrás
si está contra la violencia
pero nos apunta bien
si la violencia va y vuelve
no se me queje después
si usted pide garantías
sólo para su corral
mire que el pueblo conoce
lo que hay que garantizar
no me gaste las palabras
no cambie el significado
mire que lo que yo quiero
lo tengo bastante claro
si habla de paz pero tiene
costumbre de torturar
mire que hay para ese vicio
una cura radical
si escribe reforma agraria
pero sólo en el papel
mire que si el pueblo avanza
la tierra viene con él
si está entregando el país
y habla de soberanía
quién va a dudar que usted es
soberana porquería
no me gaste las palabras
no cambie el significado
mire que lo que yo quiero
lo tengo bastante claro
no me ensucie las palabras
no les quite su sabor
y límpiese bien la boca
si dice revolución.
nada más que por hablar
mire que todos sabemos
que adelante no es atrás
si está contra la violencia
pero nos apunta bien
si la violencia va y vuelve
no se me queje después
si usted pide garantías
sólo para su corral
mire que el pueblo conoce
lo que hay que garantizar
no me gaste las palabras
no cambie el significado
mire que lo que yo quiero
lo tengo bastante claro
si habla de paz pero tiene
costumbre de torturar
mire que hay para ese vicio
una cura radical
si escribe reforma agraria
pero sólo en el papel
mire que si el pueblo avanza
la tierra viene con él
si está entregando el país
y habla de soberanía
quién va a dudar que usted es
soberana porquería
no me gaste las palabras
no cambie el significado
mire que lo que yo quiero
lo tengo bastante claro
no me ensucie las palabras
no les quite su sabor
y límpiese bien la boca
si dice revolución.
El
infierno musical, Alejandra Pizarnik (1936-1972)
Golpean
con soles
Nada
se acopla con nada aquí
Y
de tanto animal muerto en el cementerio de
huesos
filosos de mi memoria
Y
de tantas monjas como cuervos que se precipitan a hurgar
entre
mis piernas
La
cantidad de fragmentos me desgarra
Impuro
diálogo
Un
proyectarse desesperado de la materia verbal
Liberada
a sí misma
Naufragando
en sí misma.
El sistema/1 de Eduardo Galeano
Los funcionarios no funcionan.
Los políticos hablan pero no dicen.
Los votantes votan pero no eligen.
Los medios de Información desinforman.
Los centros de enseñanza enseñan a
ignorar.
Los jueces condenan a las víctimas.
Los militares están en guerra contra sus
compatriotas.
Los policías no combaten los crímenes,
porque están ocupados en cometerlos.
Las bancarrotas se socializan, las
ganancias se privatizan. Es más libre el dinero que la gente.
La gente está al servicio de las cosas.
La casa de las
palabras de Eduardo
Galeano
La casa de las
palabras, soñó Helena Villagra, acudían los poetas. Las palabras, guardadas en
viejos frascos de cristal, esperaban a los poetas y se les ofrecían, locas de
ganas de ser elegidas: ellas rogaban a los poetas que las miraran, que las
olieran, que las tocaran, que las
lamieran. Los poetas abrían los frascos, probaban palabras con el dedo y
entonces se relamían o fruncían la nariz. Los poetas andaban en busca de
palabras que no conocían, y también buscaban palabras que conocían y habían
perdido. En la casa de las palabras había una mesa de los colores. En grandes
fuentes se ofrecían los colores y cada poeta se servía del color que le hacía
falta: amarillo limón o amarillo sol, azul de mar o de humo, rojo lacre, rojo sangre, rojo vino...
Monólogo de Segismundo en: La Vida es
sueño de Calderón de la Barca
SEGISMUNDO: Es verdad; pues reprimamos
esta fiera condición,
esta furia, esta ambición,
por si alguna vez soñamos;
y sí haremos, pues estamos
en mundo tan singular,
que el vivir sólo es soñar;
y la experiencia me enseña
que el hombre que vive, sueña
lo que es, hasta despertar.
Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte!
Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
Yo sueño que estoy aquí
de estas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
Padre,
desde los cielos bájate, he olvidado
las oraciones que me enseñó la abuela,
pobrecita, ella reposa ahora,
no tiene que lavar, limpiar, no tiene
que preocuparse andando el día por la ropa,
no tiene que velar la noche, pena y pena,
rezar, pedirte cosas, rezongarte dulcemente.
desde los cielos bájate, he olvidado
las oraciones que me enseñó la abuela,
pobrecita, ella reposa ahora,
no tiene que lavar, limpiar, no tiene
que preocuparse andando el día por la ropa,
no tiene que velar la noche, pena y pena,
rezar, pedirte cosas, rezongarte dulcemente.
Desde los cielos bájate, si
estás, bájate entonces,
que me muero de hambre en esta esquina,
que no sé de qué sirve haber nacido,
que me miro las manos rechazadas,
que no hay trabajo, no hay,
bájate un poco, contempla
esto que soy, este zapato roto,
esta angustia, este estómago vacío,
esta ciudad sin pan para mis dientes, la fiebre
cavándome la carne,
este dormir así,
bajo la lluvia, castigado por el frío, perseguido
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
tócame el alma, mírame
el corazón,
yo no robé, no asesiné, fui niño
y en cambio me golpean y golpean,
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
si estás, que busco
resignación en mí y no tengo y voy
a agarrarme la rabia y a afilarla
para pegar y voy
a gritar a sangre en cuello
por que no puedo más, tengo riñones
y soy un hombre,
bájate, qué han hecho
de tu criatura, Padre?
un animal furioso
que mastica la piedra de la calle?
que me muero de hambre en esta esquina,
que no sé de qué sirve haber nacido,
que me miro las manos rechazadas,
que no hay trabajo, no hay,
bájate un poco, contempla
esto que soy, este zapato roto,
esta angustia, este estómago vacío,
esta ciudad sin pan para mis dientes, la fiebre
cavándome la carne,
este dormir así,
bajo la lluvia, castigado por el frío, perseguido
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
tócame el alma, mírame
el corazón,
yo no robé, no asesiné, fui niño
y en cambio me golpean y golpean,
te digo que no entiendo, Padre, bájate,
si estás, que busco
resignación en mí y no tengo y voy
a agarrarme la rabia y a afilarla
para pegar y voy
a gritar a sangre en cuello
por que no puedo más, tengo riñones
y soy un hombre,
bájate, qué han hecho
de tu criatura, Padre?
un animal furioso
que mastica la piedra de la calle?
Poema 15 de Pablo Neruda
Me gustas cuando callas
porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi
voz no te toca.
Parece que los ojos se te
hubieran volado
y parece que un beso te
cerrara la boca.
Como todas las cosas están
llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena
del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces
a mi alma,
y te pareces a la palabra
melancolía.
Me gustas cuando callas y
estás como distante.
Y estás como quejándote,
mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi
voz no te alcanza:
déjame que me calle con el
silencio tuyo.
Déjame que te hable también
con tu silencio
claro como una lámpara,
simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y
constelada.
Tu silencio es de estrella,
tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas
porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si
hubieras muerto.
Una palabra entonces, una
sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que
no sea cierto.
Llorar
a lágrima viva.
Llorar a chorros.
Llorar la digestión.
Llorar el sueño.
Llorar ante las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo.
Abrir las canillas,
las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma, la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.
Asistir a los cursos de antropología, llorando.
Festejar los cumpleaños familiares, llorando.
Atravesar el África, llorando.
Llorar como un cacuy, como un cocodrilo...
si es verdad que los cacuíes y los cocodrilos
no dejan nunca de llorar.
Llorarlo todo, pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz, con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo, por la boca.
Llorar de amor, de hastío, de alegría.
Llorar de frac, de flato, de flacura.
Llorar improvisando, de memoria.
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!
Llorar a chorros.
Llorar la digestión.
Llorar el sueño.
Llorar ante las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo.
Abrir las canillas,
las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma, la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.
Asistir a los cursos de antropología, llorando.
Festejar los cumpleaños familiares, llorando.
Atravesar el África, llorando.
Llorar como un cacuy, como un cocodrilo...
si es verdad que los cacuíes y los cocodrilos
no dejan nunca de llorar.
Llorarlo todo, pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz, con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo, por la boca.
Llorar de amor, de hastío, de alegría.
Llorar de frac, de flato, de flacura.
Llorar improvisando, de memoria.
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!
No se me importa un pito
que las mujeres... de Oliverio
Girondo
No
se me importa un pito que las mujeres
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero,
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de sorportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;
¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono,
bajo ningún pretexto, que no sepan volar.
Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase,
tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos?
¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo
y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,
volaba del comedor a la despensa.
Volando me preparaba el baño, la camisa.
Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando,
de algún paseo por los alrededores!
Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado.
"¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos,
ya me abrazaba con sus piernas de pluma,
para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia
que nos aproximaba al paraíso;
durante horas enteras nos anidábamos en una nube,
como dos ángeles, y de repente,
en tirabuzón, en hoja muerta,
el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera...,
aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!
¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...
la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea,
¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?
¿Verdad que no hay diferencia sustancial
entre vivir con una vaca o con una mujer
que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender
la seducción de una mujer pedestre,
y por más empeño que ponga en concebirlo,
no me es posible ni tan siquiera imaginar
que pueda hacerse el amor más que volando.
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero,
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de sorportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;
¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono,
bajo ningún pretexto, que no sepan volar.
Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase,
tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos?
¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo
y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,
volaba del comedor a la despensa.
Volando me preparaba el baño, la camisa.
Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando,
de algún paseo por los alrededores!
Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado.
"¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos,
ya me abrazaba con sus piernas de pluma,
para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia
que nos aproximaba al paraíso;
durante horas enteras nos anidábamos en una nube,
como dos ángeles, y de repente,
en tirabuzón, en hoja muerta,
el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera...,
aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!
¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...
la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea,
¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?
¿Verdad que no hay diferencia sustancial
entre vivir con una vaca o con una mujer
que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender
la seducción de una mujer pedestre,
y por más empeño que ponga en concebirlo,
no me es posible ni tan siquiera imaginar
que pueda hacerse el amor más que volando.
.escriba
un texto que comience con el título “No se me importa un pito que…”-
Poema 12 de Oliverio Girondo
Se
miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, se despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehuyen, se evaden, y se entregan.
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, se despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehuyen, se evaden, y se entregan.
ORACIÓN
de Juan Gelman
Habítame,
penétrame.
Sea
tu sangre una con mi sangre.
Tu
boca entre mi boca.
Tu
corazón agrande el mío hasta estallar...
Desgárrame.
Caigas
entera en mis entrañas.
Anden
tus manos en mis manos.
Tus
pies caminen en mis pies, tus pies.
Árdeme,
árdeme.
Cólmeme
tu dulzura.
Báñeme
tu saliva el paladar.
Estés
en mí como está la madera en el palito.
Que
ya no puedo así, con esta sed
quemándome.
Con
esta sed quemándome.
La
soledad, sus cuervos, sus perros, sus pedazos.
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